Harvard se mira al espejo por su pasado esclavista

Iñaki Estívaliz

Cambridge (EE.UU.), 8 may (EFE).- Más de 200 años han tenido que pasar desde la abolición de la esclavitud en el estado de Massachusetts (EE.UU.) para que la Universidad de Harvard, una de las instituciones más prestigiosas del país, haya admitido su pasado esclavista: Un mea culpa que ha sido posible gracias a los esfuerzos de los propios estudiantes.

Fruto de ese empeño es el informe que el centro educativo publicó la semana pasada, titulado «Harvard y el legado de la esclavitud», donde se documenta cómo la institución se benefició del comercio de esclavos en los siglos XVII y XVIII.

Fueron los alumnos de la Universidad quienes comenzaron a investigar en 2007 los vínculos de Harvard con la esclavitud y su papel ha sido vital para que la institución haya reconocido el perdurable legado de sus orígenes esclavistas.

LOS ESTUDIANTES, TRAS LAS HUELLAS DEL PASADO ESCLAVISTA

Así lo considera el profesor de Historia Americana Sven Beckert, quien subraya a Efe que en los últimos 15 años el trabajo de los estudiantes ha sido «absolutamente crucial» para lograr el compromiso de la universidad con su pasado.

«Sin el trabajo de estos estudiantes, no creo que hubiéramos llegado a este punto», defiende Beckert.

Según el informe, durante casi 150 años, desde la fundación de Harvard en 1636 hasta que Massachusetts abolió la esclavitud en 1783, los presidentes de la universidad y otros responsables esclavizaron a más de 70 personas, afrodescendientes y nativos americanos.

El documento señala que algunos donantes de Harvard consiguieron sus riquezas con el comercio de esclavos y la propia universidad invirtió en préstamos a plantaciones de azúcar en el Caribe.

Todo esto ya era historia conocida para los estudiantes de Beckert, quien se ha dedicado a estudiar cómo la esclavitud influyó en la economía nacional de EE.UU. y es autor de los libros «Empire of Cotton: A Global History» (El imperio del algodón: Una historia global) y «Slavery’s Capitalism : A New History of American Economic Development».

Beckert pensó en investigar si Harvard tenía un pasado de esclavitud cuando en 2006 la entonces presidenta de la Universidad de Brown, Ruth Simmons, la primera mujer negra en presidir un centro de la «Ivy League» (el circuito de universidades privadas de élite del noreste de EE.UU.), publicó un informe sobre los vínculos de su institución con el esclavismo.

DETECTIVES DE LA HISTORIA

El profesor de Harvard propuso a sus estudiantes celebrar un seminario, que comenzó un soleado día del verano de 2007 con el desafío de resolver un misterio: La historiografía en Harvard había guardado silencio sobre la esclavitud y los alumnos no sabían con qué se iban a encontrar.

Pero «la curiosidad de los estudiantes frente a lo desconocido y su impresionante dominio de las artes de la detección histórica fueron recompensados con un tesoro de hallazgos», alaba Beckert.

Más tarde, en 2011, se publicó el resultado de parte de estas investigaciones en el libro colectivo «Harvard and Slavery: Seeking a Forgotten History», elaborado por el profesor y los alumnos.

Los estudiantes descubrieron que en el pasado hubo esclavos en el campus y que la universidad había recibido grandes donaciones de personas comprometidas con la esclavitud. «Encontraron pruebas de que incluso presidentes de la universidad tenían a personas esclavizadas», detalla Beckert.

En el seminario, los estudiantes también investigaron la pervivencia del racismo en Harvard y, como parte de los esfuerzos por revelar este pasado, crearon un mapa con un recorrido por el campus por lugares relacionados con la esclavitud.

Beckert reconoce que al principio no hubo mucho apoyo de la universidad, aunque a lo largo de los años la institución ha comenzado a respaldar este trabajo.

«Ahora tenemos este informe masivo y el compromiso de la universidad de ocuparse de su legado esclavista», recuerda.

UN DONANTE, RICO POR EL COMERCIO DE ESCLAVOS

Una de sus antiguas estudiantes, la afrodescendiente puertorriqueña Jennifer Dowdell Rosario, graduada en 2012, fue parte del grupo que realizó la investigación en 2011 centrándose en un gran donante de la universidad, Peter Chardon Brooks (1767–1849), quien amasó una extraordinaria fortuna con el comercio de esclavos.

La entonces estudiante boricua se desplazó a Medford (Massachusetts) a la antigua casa de Chardon Brooks, donde pudo documentar un muro de ladrillo que había sido levantado por un esclavo de la familia.

Con la publicación del informe, Harvard anunció que dedicará un fondo de 100 millones para abordar su complicidad con la esclavitud, aunque, para Dowdell Rosario, la cantidad es «bien pequeña comparada con lo que se extrajo de la esclavitud, debería ser anual».

Dowdell Rosario lamenta, en declaraciones a Efe, que Harvard no haya reconocido la labor de sus estudiantes en el informe, a los que ha relegado a algunos pies de página, y asegura que la universidad apenas los ha respaldado.

De hecho, se queja de que fueron ninguneados y que los propios alumnos tuvieron que poner dinero de su propio bolsillo para publicar las investigaciones de 2011.

«Ya son más de 40 estudiantes los que han hecho investigaciones y hasta el día de hoy el presidente de Harvard, Larry Bacow, no reconoce que fueron ellos los que expusieron el asunto», sostiene Dowdell Rosario.

«Fueron los estudiantes los que presionaron, no fue que la institución quisiera hacerlo -remarca-. La información estaba en las bibliotecas, solo había que ir a buscarla».

https://www.swissinfo.ch/spa/eeuu-racismo_harvard-se-mira-al-espejo-por-su-pasado-esclavista/47576512

Independentista amigo de Castro entra y sale de EEUU sin pasaporte

05.05.2007  
P.RICO-CIUDADANÍA
Independentista amigo de Castro entra y sale de EEUU sin pasaporte
Iñaki Estívaliz San Juan, 5 may (EFE).- El miedo al terrorismo internacional ha extremado las medidas de seguridad y los requisitos para entrar en Estados Unidos, pero ello no es un impedimento para que el veterano independentista puertorriqueño Juan Mari Bras entre y salga de EEUU sin pasaporte cada vez que quiere visitar a su amigo Fidel Castro.
Periódicamente Bras visita países como Venezuela, Costa Rica o Cuba y cuando regresa lo hace sin ningún pasaporte, algo totalmente inusual en el sistema de inmigración de EEUU.
Bras lo sabe, pero no tiene nada que perder: «inmigración tiene la orden de devolver a los indocumentados a su país de origen, y en mi caso, ¿a dónde me van a devolver?, pues a
Mayagüez, que es de donde soy», explicó a Efe.
A Mari Bras, de 79 años, que se jacta de haber conocido a Castro en Sierra Maestra en los tiempos previos a la revolución castrista, se le reconoció en la cumbre del Mercosur que se celebró el año pasado en Córdoba (Argentina), como «uno de los principales dirigentes de América Latina».
La Universidad de Puerto Rico, que lo había expulsado en su juventud, le recibió posteriormente con honores.
El abogado puede presumir también de ser el único puertorriqueño que cuenta con un Certificado de Ciudadanía Puertorriqueña, que el Departamento de Estado del país caribeño otorgará a partir del próximo mes a los boricuas que cumplan determinados requisitos.
Según el reglamento aprobado esta semana por el Departamento de Estado, se podrá otorgar el certificado de ciudadanía puertorriqueña a toda persona nacida en Puerto Rico o a quienes nacieron fuera de la isla caribeña pero que al menos uno de sus padres haya nacido en Puerto Rico.
El secretario de Estado, Fernando Bonilla, aseguró a Efe que el certificado garantiza un «sinnúmero de derechos fundamentales», pero que «no es un documento de viaje ni pretende sustituir el pasaporte de EEUU».
También podrá solicitar el certificado todo ciudadano estadounidense que tenga al menos un año de residencia en Puerto Rico, país que desde la firma de su Constitución en 1952 es un Estado Libre Asociado (ELA) a EEUU.
Hasta ahora, la única ciudadanía que podían ostentar los puertorriqueños era la estadounidense, en virtud de la firma de la Ley Jones en 1917.
Colonia española hasta 1898, Puerto Rico tiene limitada su soberanía como ELA en asuntos como defensa y acuñación de moneda, y los puertorriqueños residentes en la isla no pueden votar en las elecciones presidenciales de EEUU.
Para llamar la atención sobre «la última colonia», Mari Brás, fundador del Partido Socialista Puertorriqueño y del semanario independentista Claridad, entre otras organizaciones de izquierda, renunció formalmente en 1994 a la ciudadanía estadounidense en la embajada de EEUU en Caracas.
El Tribunal Supremo puertorriqueño declaró inconstitucional exigir la ciudadanía estadounidense para votar en Puerto Rico, como le había sucedido a Mari Brás después de haber renunciado a su ciudadanía estadounidense.
En octubre del año pasado, después de varias apelaciones a la decisión del Supremo, que se reafirmó, el Departamento de Estado anunció la concesión de un certificado que permitiría votar a Mari Brás.
«Con la entrega de este certificado», indicó Bonilla, se reconoce que «Mari Brás efectivamente ostenta la ciudadanía puertorriqueña, que es separada y distinta a la ciudadanía americana».
Aunque Bonilla defiende las aplicaciones prácticas del documento, algunos expertos, como la abogada especializada en inmigración Julie Cruz Santana, aseguró que «no tiene ningún sentido práctico, sino más bien simbólico, mientras Puerto Rico siga siendo un territorio de EEUU».
El portavoz del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) en San Juan, Ivan Ortiz, señala que «el Departamento de Seguridad Nacional solamente reconoce la ciudadanía de EEUU y su tramitación sólo se puede hacer a través del Servicio de Ciudadanía e Inmigración».
Mari Brás fue el primer boricua independentista en hablar ante la ONU, en 1973, y en 1976, siendo candidato a la gobernación, su hijo Santiago fue asesinado y el caso sigue sin resolverse.
Aseguró que el certificado de ciudadanía boricua tiene aplicaciones prácticas limitadas por el hecho «de que lo certifica un gobierno de carácter colonial», aunque «dentro de esta autonomía recortada», supone «un reconocimiento de que Puerto Rico es una nación diferenciada».