Bolivianos dan lección democrática y esperan ahora que los políticos estén a la altura

Por Iñaki Estívaliz

La Paz, 18 de octubre 2020.- Ni las largas filas, ni las esporádicas granizadas, ni el miedo a la violencia y al Covid-19 impidieron que los bolivianos acudieran hoy masiva y pacíficamente a las urnas para elegir a sus próximos presidente, vicepresidente, senadores y diputados para los próximos cinco años.

Cuando todavía el Organismo Electoral Plurinacional todavía no había comenzado a publicar resultados, algunos colegios electorales de La Paz y Santa Cruz confirmaban que la participación había superado en muchas mesas el 90 por ciento.

“Sí, a pesar de las condiciones de pandemia y de un cierto temor a la conflictividad social que arrastramos desde el año pasado, creo que la ciudadanía comprende que su participación en las urnas puede mostrar un camino democrático de solución de problemas”, expresa el sociólogo Juan Pablo Flores, investigador del no lucrativo Centro de Estudios y Ayuda al Desarrollo Local (CEADL).

La conflictividad social a la que se refiere el investigador social es la que se teme que se podría repetir este año como la que se produjo tras los comicios del año pasado, que fueron anulados por acusaciones de fraude por parte del entonces partido del gobierno, el Movimiento Al Socialismo (MAS).

La convulsión social acabó con 12 muertos y con el entonces presidente, Evo Morales, exiliado en México, hoy en Buenos Aires, y con la opositora Jeanine Añez, hasta entonces segunda vicepresidenta del Senado, como presidenta interina del Estado Plurinacional de Bolivia.

Tras una jornada electoral ejemplar, ahora los bolivianos esperan que los políticos estén a la altura.

Como apunta Flores, “esto debe estar acompañado por la lectura democrática que hagan los líderes de los partidos políticos  en pugna así como sus militantes”.

“Evidentemente, hasta ahora (el día) fue tranquilo con pequeños incidentes que ocurren en este tipo de elecciones como no encontrar las mesas o los recintos de votación, o que no están en las listas de sufragio y demás. Hasta ahora, hasta este momento fue una jornada tranquila”, explica el también coordinador de circunscripción de Observa Bolivia, novel iniciativa por la que se ha adiestrado y desplegado a 12.000 observadores ciudadanos en los colegios electorales de todo el país.

“Ahora esperemos que los líderes políticos tengan una lectura correcta de la participación ciudadana y estén a la altura de esta participación, que en términos generales lo hizo en paz. Ahora, en términos populares, la pelota está con los políticos y creo que todos estamos esperando con expectativa los resultados que nos arrojará esta participación”, indica el sociólogo.

La presidenta interina, líderes políticos, funcionarios electorales y personalidades han celebrado lo que se ha calificado como “una fiesta democrática tranquila”.

De los seis candidatos a la Presidencia, partía en tercera posición según las encuestas, Luis Fernando Camacho, de Creemos; en segunda Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana; y con mayores porcentajes de intención de voto, Luis Arce, del MAS.

Desde Buenos Aires, antes del cierre de colegios, Morales realizó varias apariciones, en redes sociales y en una conferencia de prensa, para animar a votar pacíficamente.

El Tribunal Supremo Electoral anunció este sábado que no utilizará hoy el método de conteo rápido DIREPRE (Difusión de Resultados Rápidos) que provocó la crisis democrática tras las elecciones del 20 de noviembre de 2019.

Cuando el DIREPRE dejó de funcionar el día de las elecciones del año pasado a las 8 de la noche, se acusó al gobierno de Morales de fraude electoral y se acabaron anulando loscomicios.

Más de 7 millones de bolivianos y bolivianas, de los 11 millones de habitantes de Bolivia, estaban hoy convocados para votar. ie

Bolivia: unas elecciones sin izquierda

por Iñaki Estívaliz

La Paz, 17 de octubre 2020.- La tranquilidad y aparente despreocupación eran la tónica general esta mañana de sábado previa a las elecciones del domingo en las calles de La Paz, a pesar de los discursos incendiarios de algunos políticos y los mensajes alarmistas de los medios de comunicación. 

Bolivianos y bolivianas con sus barbijos (mascarillas) paseaban por el céntrico paseo de El Prado mientras los conductores de movilidades (minibuses públicos) voceaban sus destinos en las esquinas. Las vendedoras callejeras de sándwich de Chola, salteñas y rellenos de papa ofrecían sus productos con normalidad, aunque con la imposición de cerrar a las tres de la tarde debido a la inminente cita electoral, por la que además se prohíbe la venta de alcohol.

Unos 7,3 millones de electores están habilitados para votar por 352 autoridades entre presidente, vicepresidente, senadores y diputados.

Las elecciones del domingo serán las primeras después de los frustrados comicios del 20 de octubre del año pasado en los que acusaciones de fraude contra el presidente Evo Morales y la subsiguiente convulsión social acabaron con el líder indígena exiliado en México, ahora en Argentina, y con la opositora Jeanine Añez, hasta entonces segunda vicepresidenta del Senado, como presidenta interina del Estado Plurinacional de Bolivia.

Aunque compiten seis candidatos, son tres los que tienen posibilidades de ganar según las encuestas: Luis Fernando Camacho (Creemos), Carlos Mesa (Comunidad Ciudadana) y Luis Arce (Movimiento Al Socialismo).

Los tres candidatos son opciones ideológicas de derecha, a pesar de las siglas del MAS, según algunos izquierdistas independientes que alegan que el Movimiento Al Socialismo de Evo Morales dejó de ser de izquierdas después de unos pocos años de llegar al poder en 2006.

En los 14 años que gobernó Morales, el PIB de Bolivia pasó de los 9.000 millones de dólares a los 40.000 millones, la pobreza extrema bajó del 38 % al 15 %, el desempleo disminuyó del 8,1% al 4,2%, y el salario mínimo aumentó de los 60 a los 310 dólares. 

Además, instituyó bonos sociales que llegan al 42 % de la población. El bono Juancito Pinto, implantado en 2006, busca reducir la deserción escolar y consiste en un pago de 200 bolivianos (29 dólares) a estudiantes del nivel primario hasta cuarto de secundaria. El bono Renta Dignidad, desde el 2008, es una pensión vitalicia para los mayores de 60 años.

También se presentan como principales logros de Morales la nacionalización de los hidrocarburos y la visibilización e integración de los indígenas en la sociedad boliviana.

Mientras tanto, líderes sociales ajenos a la disciplinas de partido denuncian que se han reducido los espacios cívicos y se han perjudicado derechos como a la libre participación o a la información libre. Del mismo modo plantean que las nacionalizaciones no han sido tales y de las reivindicaciones indígenas solo han sido escuchadas las de los aymaras de Morales.

“Yo soy masista (del MAS), pero lo que no soy es evista (de Evo Morales), yo me reclamo masista de los que hemos estado desde el principio”, defiende Juan Carlos Balderas, director del no lucrativo Centro de Estudios de Ayuda al Desarrollo Local (CEADL), que asegura que en 2009 el MAS dejó de ser de izquierdas. “Yo no encuentro diferencias ahorita entre la derecha y el MAS. Desde mi punto de vista, en estas elecciones no hay izquierda”, insiste.

El show de las nacionalizaciones

Le planteo que con Morales se produjo una redistribución de la riqueza y me señala: “ustedes vienen con esa imagen idealizada que se tiene de Evo Morales”, pero en lo que realmente ha sido bueno es en las relaciones públicas en el exterior.

El también presidente del Capítulo Boliviano de la organización Derechos Humanos Desarrollo y Democracia explica que conoció a Morales en 1997 cuando lo asistió en la organización de campeonatos de fútbol entre los más desfavorecidos, cuando todavía Evo era un “líder de la izquierda”. 

Balderas expone que la Asamblea Constituyente de 2007 se suponía que iba a ser refundadora del país, pero que se quedó en una mera eliminación de la República heredera de Sánchez Lozada, “uno de los íconos del neoliberalismo latinoamericano”. Ya entonces, “los elementos más radicales de la derecha” empezaron a copar puestos clave dentro del MAS.

Los objetivos principales de la Asamblea “no se han satisfecho nunca, por ejemplo, el caso de la nacionalización real de los recursos naturales”.

Balderas considera que se hizo “todo un show de la nacionalización” de los hidrocarburos que incluyó la presencia militar en los campos de extracción, pero que en realidad lo que se produjo fue “una migración contractual”. Las mismas transnacionales siguieron explotando los recursos pero en lugar de pagar a Bolivia un 50 % de pago impositivo se pasó a un 80 %, con lo que se aumentaron los recaudos, pero entonces las corporaciones internacionales comienzan a exigir el reconocimiento de bonos de producción por gastos de operación “que tienen que ser devueltos con una remuneración concreta y cuando te das cuenta lo que está sucediendo es que estamos más jodidos que antes”.

Por otro lado, se le concede la explotación del litio a una empresa alemana por 70 años, apunta Quebracho, histórico líder comunitario y miembro del Frente Patriótico Revolucionario y del Partido Socialista 1, que no concurren a las elecciones. 

“No hay tal cosa como la estatalización de los recursos”, insiste Balderas. 

El desconocimiento de los pueblos indígenas no aymaras

Según el director del CEADL, Morales “desconoció a los pueblos indígenas, particularmente los indígenas de las tierras bajas, porque en realidad la hegemonía política que pretendía construir Evo es una ideología basada en un aymaracentrismo y en este país no todos somos aymara, habemos quechua, guaraníes, lekos. Es una diversidad muy fuerte de identidades indígenas desconocidas por el aparato del estado que es el gobierno”.

“Somos 36 identidades indígenas, no solo aymaras”, participa Quebracho.

“Pero el Estado reconoce 37 lenguas oficiales, incluyendo al español”, cuestiono.

Balderas recuerda entonces que Evo quiso construir una carretera que pudiera unir el estado de Rondonia en Brasil con Bolivia, enlazando el departamento del Beni con Cochabamba y Cochabamba con Chile hacia una salida al Pacífico. La carretera partía por el centro una importante reserva hidrológica en terrenos de los nativos de “tierras bajas en un proceso brutal de negación de los derechos indígenas reconocidos por Naciones Unidas”.

Los indígenas de las tierras bajas, no aymaras, llegaron en marcha hasta La Paz para sufrir “una represión brutal” ordenada por Morales, “supuestamente representante de las naciones indígenas”.

En otra marcha a La Paz de personas discapacitadas reclamando su derecho “a vivir con dignidad”, también sufrieron “la represión más brutal”.

“Esto desvirtúa el sentimiento con el que llegas a Bolivia. Todo ese ensueño de ver un país que avanza por las vías de la solidaridad, la complementariedad de culturas, no existe, no existe. Lo que sí ha hecho muy bien Evo es tener un aparato comunicacional internacional de primer nivel que ha logrado una opinión pública mundial a su favor”, me espeta Balderas.

Quebracho y Balderas forman parte del Grito de los Excluídos, ligados a los foros de Sao Paulo y México, y reclaman “una discusión sobre política pero basada en la ética. La política sin ética no se entiende”.

Desde el CEADL, Balderas es uno de los responsables de una iniciativa por la que se ha adiestrado a 12,000 bolivianos, principalmente menores de 25 años, para que supervisar mañana las elecciones de manera independiente aunque autorizados por el Tribunal Electoral.

Este es un intento de “despertar a la ciudadanía para que pueda reconstruir sus capacidades y podamos ampliar lo que es la participación ciudadana” en un intento “para que este país no termine de irse al diablo”. ie