19.03.2007 | |
P.RICO-LENGUA Poeta precoz defiende el español en la corte del reguetón Iñaki Estívaliz San Juan, 19 mar (EFE).- José Luis Vega es un poeta precoz que publicó su primer poemario con 16 años y que ahora defiende el idioma español en la corte del reguetón, desde la dirección de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española (APLE). Mientras los reguetoneros Wisin y Yandel celebraron el pasado fin de semana tres conciertos en San Juan en el inicio de su próxima gira internacional, Vega partirá hacia Colombia, donde participará en varios congresos de la Academias de la Lengua Española. El profesor universitario y también director del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) ha impulsado las investigaciones que llevarán próximamente a la APLE a proponer formalmente la ortografía hispanizada de la palabra reguetón, para que se escriba como se dice en español en lugar de otros términos como «reggaeton». En Colombia, Vega defenderá que «está comprobado científicamente el vigor y la creatividad que la Lengua Española conserva en Puerto Rico» a pesar de la relación «asimétrica» del Estado Libre Asociado (ELA) con EEUU. Explicó a Efe que «el enfrentamiento entre lo puertorriqueño y lo norteamericano es la estructura central de la literatura puertorriqueña… lo que le da la coherencia a la literatura puertorriqueña es ese choque». Entre las obras que puso como ejemplo están «Cosas de antaño y cosas de hogaño», que Matías González Gandía publicó en 1922, y «algunos casos dramáticos» como el «Insularismo» de Antonio C. Pedreira de 1968, en el que se plantea que «hoy somos más civilizados, pero ayer (antes de 1898) éramos más cultos». «No hay escritor puertorriqueño que no haya construido su universo literario al margen de este conflicto social y cultural», aseguró Vega, quien explicó que en la década de 1970 otras preocupaciones como el feminismo, la identidad sexual y el mundo íntimo relegaron la cuestión política en la literatura boricua. Hoy en día «la literatura es de inspiración urbana, cotidiana, que casi para algunos bordea el ritmo del reguetón», como es el caso de la poesía «nuyorrican», que representa a los 4 millones de puertorriqueños y sus descendientes que viven en EEUU. La poesía boricua del exilio no sólo es en «espanglish», pues algunos puertorriqueños en EEUU escriben sólo en inglés, como Esmeralda Santiago o Julio Marsans, y otros escriben «en un español español castizo y se exigen mayor pureza precisamente por su condición». Nacido en 1948 en el barrio de Santurce, en San Juan, en una familia de tradición campesina, su padre, compositor aficionado a los boleros, le despertó el interés por la lengua imprimiéndole habilidad rítmica y para las palabras que en alguna medida heredó. Hoy doctor en Literatura, con catorce años comenzó a escribir motivado por un profesor |
que cuando Vega cumplió los 16 años consiguió que una editorial mexicana le publicara su primer libro «Comienzo del canto», y «algo se encendió y hasta el día de hoy» El libro lo vendió «mano a mano» y con lo que sacó se compró su primer automóvil. «Y después dicen que la poesía no paga. Por eso no se debe desviar a nadie de su vocación por consideraciones económicas. Mejor es ser un buen poeta que un mal cirujano», sostuvo. El mismo año de su primer libro publicó el segundo, «Signos vitales», a los que siguieron «Las natas de los párpados» y «Tiempo de boleros», dedicado a su padre. En 2002, Visor publicó la colección de su poesía «Letra viva». Ha publicado también el libro de ensayos «Techo a dos aguas», el estudio de la poesía de César Vallejo «César Vallejo en Trilce» y la antología del cuento puertorriqueño «Reunión de espejos». Aficionado al billar, el golf, «la buena mesa y el buen vino», con «amigos muy pocos pero muy sólidos y gente apreciada muchísima», Vega defiende que los intelectuales se involucren en el día a día de la sociedad. «En este país el sector intelectual genera mucha crítica sobre los procesos que atraviesa el país pero a la hora de dar un paso al frente y comprometerse con las instituciones muy pocos están dispuestos a darlo», lamentó. Pero su mayor compromiso es con la poesía. Sus empleados comentan algunas de sus salidas poéticas, como cuando un grupo de ellos almorzaban junto a una ventana con vistas al mar y les advirtió que tuvieran cuidado no les fuera a dar «una indigestión oceánica». |