Puerto Rico llora la muerte de Rafael Tufiño, «el pintor del pueblo»

14.03.2008  
P.RICO-OBITUARIO
Puerto Rico llora la muerte de Rafael Tufiño, «el pintor del pueblo»
Iñaki Estívaliz San Juan, 14 mar (EFE).- La clase artística puertorriqueña llora hoy la muerte de uno de sus grandes maestros de la Generación del 50, Rafael Tufiño, conocido en Puerto Rico como «el pintor del pueblo» y precursor de la modernidad en el país.
El gobernador Aníbal Acevedo Vilá ordenó que todas las banderas de la isla ondeen a media asta durante todo el fin de semana para recordar a un hombre que «dedicó su vida al arte y colaboró grandemente en la propagación y conservación de la cultura puertorriqueña».
Tufiño murió el jueves en la capital puertorriqueña a los 85 años de un cáncer pulmonar que se le había diagnosticado hace dos meses y que mantuvo en vilo desde entonces a muchos vecinos del Viejo San Juan, que consiguieron para el artista, entre otras cosas, una casa en un en un piso bajo para que no tuviera que subir escalones.
«El Tefo», como le conocían sus amigos, nació el 30 noviembre de 1922 en Brooklyn y con 10 años de edad llegó a Puerto Rico cuando sus padres decidieron regresar a su país tras la Gran Depresión.
Con 12 años de edad, Tufiño se presentó en el taller del pintor Juan Rosado con un retrato del prócer boricua José de Diego que había pintado en un cartón de tabaco.
Comenzó a trabajar entonces como rotulista y pintor de letras y se incorporó luego al taller de Antonio Maldonado (1920-2006), con quien fundaría en 1940 el centro de arte y
bohemia «L’Atelier».
En 1949 presentó su primera exposición individual en el Ateneo Puertorriqueño y exhibiría luego en varios países de Latinoamérica tratando de demostrar siempre que al arte se llega a través de un proceso de introspección, buscando dentro de uno mismo, defendía.
Formó parte de la legendaria División de Educación de la Comunidad, de la que salieron la mayoría de los grandes artistas puertorriqueños de su generación y que a través de películas de producción propia y carteles de serigrafía lanzaban mensajes educativos y cívicos al país.
Para el pintor Rafael Trelles, gracias a los esfuerzos de esa institución y sus colaboradores «Puerto Rico entró en la modernidad» creando «la imagen del puertorriqueño urbano, contemporáneo» en una época en la que todavía «la gente ni siquiera se planteaba» lo que era ser boricua.
Allí fue donde se ganó el sobrenombre de «pintor del pueblo», explicó a Efe el artista Carlos Irizarry, quien recordó que los carteles de la División estaban «dirigidos a instruir al pueblo, para educar al pueblo».
Además, «las pinturas de Tefo siempre tenían los temas de la gente común, eran puertorriqueños trabajadores, obreros, los paisajes también, sobretodo los del viejo san juan, son fantásticos», sostuvo Irizarry.
«Los personajes que pintaba en sus obras eran puertorriqueños en la forma de las caras, de los cuerpos, la vestimenta. No los podías confundir con un español o otro latinoamericano, por eso le decían el pintor del pueblo», indicó Irizarry, que recordó varias anécdotas de su maestro.
Entre ellas, que Tufiño utilizaba su seudónimo, Tefo, con distintas variantes, como cuando hablaban sobre el comunismo pedía que le llamaran «Tefinski».
Cuando Irizarry le pintó en un retrato caracterizado de extraterrestre, al verlo Tufiño, que estaba acompañado del historiador Ricardo Alegría, exclamó: «ahora soy Ufo (Ovni, en español)».
«Tufiño era un gran filósofo, conocía muchas religiones, era una persona muy culta, tenía un gran vocabulario, conocía historias, era un gran maestro hablando de las artes y de la sociedad en general y enseñó mucho a todos nosotros los artistas puertorriqueños», sostuvo Irizarry.
Tufiño, que tuvo cinco hijos, recibió en 1956 una beca Guggenheim y en 2003 se convirtió en el segundo latinoamericano en conseguir la medalla de honor del National Arts Club estadounidense.
El director del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), José Luis Vega, aseguró hoy que «el pueblo puertorriqueño está de luto con la partida de este artista fundamental del arte del Puerto Rico moderno».
«Su incalculable legado forma parte de la historia de las artes puertorriqueñas y servirá de ejemplo para las futuras generaciones de artistas», añadió.
El ICP rendirá homenaje póstumo al artista velando sus restos en la Galería Nacional, donde existe la sala Rafael Tufiño, el próximo lunes antes de ser sepultados en el Cementerio de La Perla, en el Viejo San Juan.

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