Una Navidad puertorriqueña repleta de advertencias y consejos

24.12.2007 
P.RICO-NAVIDAD
Una Navidad puertorriqueña repleta de advertencias y consejos
Iñaki Estívaliz San Juan, 24 dic (EFE) – La Navidad puertorriqueña, que se prolonga prácticamente durante dos meses, está repleta de campañas y advertencias para evitar los disparos al aire, los conductores ebrios e incluso los ataques de nervios provocados por el ruido de las parrandas.
La avalancha de llamamientos incluye también los que tratan de evitar los suicidios por depresión, los incendios por exceso o mala utilización de adornos navideños, el maltrato de menores y los accidentes por manipulación de material pirotécnico.
Organizaciones no gubernamentales recomiendan regalar juguetes no bélicos y varias administraciones del Estado exhortan a la población a que los obsequios navideños fomenten el deporte y la actividad entre los niños.
Otros llamados no tienen un sentido tan solidario aunque se repitan con insistencia, como el del ufólogo puertorriqueño Reinaldo Ríos para que todo el mundo sustituya la tradicional estrella que adorna los árboles de Navidad y los nacimientos por un ovni.
Y es que Ríos insiste en que fueron los extraterrestres los que guiaron a los Reyes Magos hasta Belén.
El pistoletazo de salida para todos estos esfuerzos llegó hace un mes con el Día de Acción de Gracias el 22 de noviembre, cuando artistas, deportistas y políticos se fotografiaron sirviendo el tradicional pavo anglosajón en albergues para personas sin hogar, orfanatos, cárceles y hospitales.
La última ganadora del concurso de belleza Miss Universo de Puerto Rico, Ingrid Rivera, utilizó su sonrisa para animar a los niños pacientes de cáncer de un hospital mientras que un grupo de boxeadores se unieron entorno al lema «Dale un Knock Out al maltrato infantil» en la Navidad.
El púgil estadounidense de origen mexicano Oscar de la Hoya, casado con una puertorriqueña, regaló 200 bicicletas a un centro de ayuda a necesitados mientras que el pelotero boricua de los Mets de Nueva York Carlos Delgado recorrió las áreas de pediatría de los hospitales de la isla repartiendo regalos.
La Policía y otras instituciones alertan a diario del peligro que supone disparar al aire la noche de Navidad y la de Fin de Año, tradición de algunos boricuas que provoca muertes y heridos por las balas perdidas.
Mientras médicos y psicólogos tratan de disuadir a los suicidas desde una línea de atención telefónica que opera las 24 horas los siete días de la semana, los responsables de las salas de emergencia intentan que se tome conciencia para evitar otras tragedias.
La sala de emergencia del Centro Médico, el mayor hospital de Puerto Rico, atiende unos 95 casos diarios, cifra que casi se duplica estos días, explicó la directora de esa dependencia, Ana Rius.
«La mayoría de estos casos se pueden prevenir, ya que son consecuencias de accidentes de tránsito relacionados con el alcohol, heridos por bala perdida o material pirotécnico», añadió.
La Cruz Roja, por su parte, emitió una serie de consejos para evitar los incendios en las casas, que durante el 2007 fueron 450, número que nadie quiere que se dispare en Navidad.
Por ello, recomienda a los consumidores buscar en los adornos eléctricos el oportuno sello de aprobación de seguridad antes de comprarlos, desenchufar las luces antes de acostarse y al salir de casa y que el árbol esté sobre una base firme y estable y lejos de fuentes de calor.
También recuerda que algunos adornos pueden ser confundidos con golosinas y alimentos por los niños y las mascotas y provocar intoxicaciones y ahogos.
Pero en un país tan musical como Puerto Rico, que hasta finales de enero baila canciones de Navidad al ritmo de salsa, trova y hasta reguetón, para muchos también es un problema el ruido.
Por eso, la Junta de Calidad Ambiental (JCA) instó a respetar «la tranquilidad del vecino» y el derecho de éstos a tener «paz, tranquilidad y descanso».
«Informa a la persona ruidosa del problema que causa y solicita su colaboración», recomienda la JCA, que insiste en que cuando se realicen fiestas en las casas se modere el volumen porque «tus oídos y los demás te lo agradecerán», así que hay que asegurarse de que la música y el jolgorio «sólo se escuchen en tu casa».

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