Reyes Magos ganan a Santa Claus en Puerto Rico

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Reyes Magos ganan a Santa Claus en Puerto Rico
Iñaki Estívaliz San Juan, 5 ene (EFE).- La tradición de celebrar la llegada de los Reyes Magos goza de buena salud en Puerto Rico, donde después de más de cien años de influencia estadounidense los «sabios» de los que habla la Biblia siguen ganado la batalla navideña al Santa Claus anglosajón.
La isla caribeña, donde existe la palabra «reyar» para referirse a ir de parranda de casa en casa con la excusa de que vienen los reyes, tiene sus Magos de Oriente oficiales y viven en el pueblo de Juana Díaz.
El Consejo Juanadino Pro Festejos de Reyes (CJPFR) se encarga desde 1973 de mantener viva una tradición que nació en Puerto Rico en 1884 cuando el sacerdote español Valentín Echevarría celebró la primera Epifanía juanadina.
Los Melchor, Gaspar y Baltasar puertorriqueños que recorren la isla llevando su mensaje de adoración al Niño Jesús, fueron recibidos en audiencia por el papa Juan Pablo II en su último año de pontificado y tienen su propia página de internet: www.reyesdejuanadiaz.com.
Allí se puede escribir la carta a los reyes, conocer la historia de los sabios de oriente y hasta aportar económicamente para financiar los viajes de los monarcas en el apartado «información para auspicios», donde con una contribución se puede conseguir espacio para un anuncio en la cabalgata real.
Estas navidades se vieron empañadas cuando al juanadino que representó a Gaspar en los últimos cinco años, recibido en el Vaticano por el papa, le presentaron cargos por abuso sexual infantil.
El Consejo de Reyes lamentó el incidente y exhortó a diferenciar a la persona que interpretaba al rey mago de la figura del monarca, porque «estamos seguros de que Melchor, Gaspar y Baltasar no han sido acusados absolutamente de nada», defendió el organismo regulador de los Tres Reyes Magos.
Las tiendas de recuerdos tradicionales en Puerto Rico exhiben todo el año maderas talladas, serigrafías y camisetas con la figura de los portadores del oro, el incienso y la mirra, y que traen regalos a los niños puertorriqueños si les dejan en la puerta un poco de hierba para alimentar a sus caballos, que no camellos.
«La tradición permanece en los campos. El jíbaro (campesino) empezó a tallar Santos y a los Reyes porque no podía ir a la iglesia. Nuestro artesano popular cambia los camellos por caballos porque era lo que el jíbaro conocía», explicó a Efe la folclorista puertorriqueña Norma Salazar.
Siempre arropados por la bandera puertorriqueña en esas representaciones, los sabios de oriente son un símbolo boricua como el coquí (rana endémica), el cuatro (instrumento de cuerda típico) o el coquito (ponche navideño a base de leche de coco y ron).
Puerto Rico fue una colonia española hasta 1898, cuando EEUU se adjudicó también Cuba y Filipinas. Los primeros años del siglo pasado el gobierno de EEUU trató de introducir el inglés en la isla caribeña sin el éxito que tuvo en el archipiélago asiático.
En 1952 Puerto Rico firmó su constitución como Estado Libre Asociado (ELA) a EEUU y las ideologías de los tres partidos principales giran en torno al estatus político: los que quieren integrarse a EEUU como estado 51 (PNP), los que quieren fortalecer el ELA (PPD) y los que abogan por la independencia (PIP).
Los reyes magos son «una expresión que nos mantiene unidos a todos por encima de las ideologías. Cualquiera te va a decir: yo soy puertorriqueño y creo en los reyes», sostuvo Salazar, quien organiza «promesas».
En las promesas a los reyes se reza el rosario, se cantan aguinaldos y se reparten golosinas tradicionales, a las que Salazar incorpora los ritmos tradicionales de herencia
africana de «bomba» y «plena».
La literatura puertorriqueña también se hace eco de la tradición de los reyes y uno de los cuentos que mejor la reflejan es «Los aguinaldos del infante», que Tomas Blanco escribió para transmitirla por radio en 1954 con música del fotógrafo Jack Delano.
En «Santa Clo’ llega a La Cuchilla», el escritor Abelardo Díaz Alfaro cuenta como «era tiempo de reyada» cuando en el barrio se anunció «la Gala Premiere de Santa Claus».
Llegó Papá Noel «con enorme saco a cuestas, diciendo en voz cavernosa: ‘Here is Santa, Merry Christmas to you all!’», y entonces «un grito de terror hizo estremecer el salón. Unos campesinos se tiraron por las ventanas, los niños más pequeños empezaron a llorar y se pegaban a las faldas de las comadres, que corrían en desbandada».
Por más que el supervisor escolar tratara en el cuento de tranquilizar a los parroquianos «aumentaba el griterío y se hacía más agudo el pánico. Una vieja se persignó y dijo: ‘¡Conjurao sea! Si es el mesmo demonio jablando en americano!’».

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