16.11.2005 |
P.RICO-DROGAS/ESPAÑA Explican porqué el drogadicto dejó de estar marginado en España Por Iñaki Estívaliz San Juan, 16 nov (EFE).- El adicto a drogas ha dejado de estar marginado en España, donde se ha producido una banalización del consumo de sustancias psicoacticas que conlleva que se esté generalizando la creencia de que «por un porro (cigarrillo de cannabis), por una raya (de cocaína), no pasa nada». Lo aseveración la hizo hoy el coordinador general de los programas de Proyecto Hombre de Asturias, Luis Manuel Flórez García, durante su participación en la X Conferencia Latinoamericana de Comunidades Terapéuticas que se celebra en San Juan. Flórez García repasó la historia de los esfuerzos que se han realizado en España para luchar contra la dependencia a las drogas en este congreso que, organizado por la Universidad de Puerto Rico, cuenta con la participación de unos 350 expertos y 70 conferenciantes de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. «Ya al adicto no se le supone la marginación», insistió Flórez García, quien señaló que el problema de las drogas ha dejado de causar la alarma social que despertó la heroína a finales de los años 80 y que ahora existe un gran número de consumidores de fin de semana o profesionales cocainómanos. Así, el consumo de heroína, aunque sigue siendo el mayor problema al que se enfrentan las Comunidades Terapéuticas en España, se está reduciendo mientras que aumenta el de cannabis (hachís y marihuana) y el de cocaína, cuya iniciación a estas sustancias está ligada a ritos de aprendizaje y a la presión de los amigos. Explicó que el consumo de drogas en los años 70 estaba relacionado con actitudes contraculturales de universitarios y sectores acomodados de la sociedad, pero en los 80 se produjo un cambio sustancial pasando de ser un consumo ideológico a convertirse en una respuesta a crisis personales. |
Sostuvo que es entonces cuando estalló una gran alarma social y se produjeron reacciones contradictorias: «se quieren centros de rehabilitación, pero no al lado de mi casa. Al adicto se le niega el trabajo y se estigmatiza al que trata de rehabilitarse. No preocupa la prevención». Dijo que en ese primer momento en el que se evidencia la necesidad de trabajar sobre el problema de las drogas había una gran confusión alimentada a menudo por la información «sensacionalista», «sesgada» y «no especializada» de los medios de comunicación. Flórez García resaltó la importancia que tuvo la creación del Plan Nacional sobre Drogas en 1985 y la aprobación de un nuevo Código Penal en 1995 que permite la suspensión de condena coordinada al proceso terapéutico, porque anteriormente las organizaciones que trabajaban con el problema no estaban coordinadas y «cada uno quería vender lo suyo, parecíamos vendedores». El mismo año que el Plan Nacional Sobre Drogas -que conllevó la coordinación internacional, el control del tráfico de drogas, organizó los recursos, buscó el consenso entre los políticos e impulsó la investigación, prevención, asistencia y reinserción- nació Proyecto Hombre inspirado en la organización italiana Progetto Uomo. Los centros de Proyecto Hombre, que atendieron a 50.000 personas el año pasado, tienen como normas fundamentales proveer una acogida incondicional, «no se les trata como un número», la gratuidad del tratamiento, la participación de las familias y tener una actitud positiva y optimista: «dejar la droga es posible, no es una esperanza utópica», aseguró. Así lo demuestra que «el 91,2 por ciento de las altas terapéuticas no recaen tras un periodo de cinco años». Sobre los tratamientos que siguen los centros de Proyecto Hombre, Flórez García dijo que buscan lo que sea mejor para el paciente, «no nos casamos con nadie», aunque aseveró que «el uso de la metadona no ofrece solución a la adicción, a veces es peor el remedio que la enfermedad». «Muchos de los problemas asociados a las drogas no los causan las drogas mismas sino sus formas de consumo», sostuvo. «Nadie tiene las respuestas definitivas. El problema es plural y necesita respuestas plurales», añadió. |