Puerto Rico recuerda tres acontecimientos que marcaron su historia

24.07.2008  
P.RICO-ANIVERSARIOS
Puerto Rico recuerda tres acontecimientos que marcaron su historia
Iñaki Estívaliz
San Juan, 24 jul (EFE).- Puerto Rico recordará mañana tres acontecimientos que marcaron la historia de este país caribeño: la invasión de EE.UU. en 1898, el nacimiento del Estado Libre Asociado (ELA) en 1952 y el asesinato de dos jóvenes independentistas en el Cerro Maravillas en 1978.
El primero de estos sucesos supuso el inicio de una relación «colonial» que todavía no se ha resuelto, según los independentistas y los miembros del Partido Nuevo Progresista (PNP), que quieren que Puerto Rico se incorpore a EE.UU. como el estado número 51
El segundo acontecimiento representó para el gobernante Partido Popular Democrático (PPD) el fin de la colonia, aunque en una reciente comparecencia ante el Comité de Descolonización de la ONU el gobernador Aníbal Acevedo reclamó fortalecer el estatus del ELA pero aclarando la soberanía del país.
El asesinato ocurrido en la más reciente de las tres fechas que se conmemoran mañana precipitó las investigaciones del Senado puertorriqueño en unas vistas que, retransmitidas en vivo, desbancaron a las telenovelas en las listas de audiencia.
El Partido Nacionalista de Puerto Rico realizará una protesta en la plaza pública de Guánica (sur) en recuerdo del desembarco de tropas estadounidenses en las playas de ese municipio el 25 de julio de 1898, iniciando así la centenaria presencia norteamericana en la isla.
Tras la Guerra Hispanoamericana y el Tratado de París, España perdió sus últimas colonias: Cuba, Filipinas y también Puerto Rico, que se convertiría en base militar estratégica para la defensa de los intereses de EE.UU. en Latinoamérica.
El Congreso norteamericano extendió la ciudadanía estadounidense a los boricuas en 1917 y en 1952, un 25 de julio, permitió la firma de la Constitución del ELA, estatus político que limita y subordina a Washington la autonomía de Puerto Rico.
El gobernante PPD celebra esa fecha en una «fiesta de pueblo» en San Juan, con conciertos y discursos para exaltar a «los hombres y mujeres» que «abrieron el camino» para alcanzar la «identidad» boricua, indicó el secretario de Estado, Fernando Bonilla.
«Es una actividad que trasciende las líneas político-partidistas», subrayó.
Sin embargo, para el candidato a la Gobernación del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), Edwin Irizarry, esta «fiestecita de cumpleaños» es un «grotesco acto de cinismo» y un «festejo a la incompetencia».
Irizarry invitó al PPD a debatir «sobre la agonía de su proyecto económico».
Por otro lado, varias organizaciones han convocado diferentes actividades para recordar a los jóvenes independentistas Arnaldo Darío Rosado y Carlos Soto Arriví, asesinados el 25 de julio de 1978.
Rosado, de 25 años, y Soto Arriví, de 19, fueron ejecutados por policías en el Cerro Maravillas, en el municipio interior de Villalba, tras haberse rendido y desarmado, a los pies de unas antenas de televisión que supuestamente se disponían a hacer explotar.
En la década de 1980, el Senado puertorriqueño realizó diversas investigaciones que llevaron a prisión a varios policías.
Aunque prevaleció la teoría de una supuesta conspiración institucional para acabar con elementos subversivos del independentismo, ésta nunca se probó.
No obstante, las vistas sirvieron para que el Senado ejerciera unos poderes que los propios legisladores, hasta entonces, no sabían que tenían, como por ejemplo el derecho a otorgar la impunidad a testigos clave.
El caso sentó un precedente y dejó entre muchos puertorriqueños el sentimiento de que, por encima de la corrupción, las instituciones del Estado tienen mecanismos para atajar las injusticias.
«El drama judicial del Cerro Maravillas no sólo incluyó un esfuerzo por la búsqueda y publicidad de la verdad», también «la discusión y precisión del estado de derecho en Puerto Rico», explica Nazario Álvarez, que fue director ejecutivo de la Comisión de lo
Jurídico del Senado entre 1981 y 1984.
Pero las vistas sobre el suceso del Cerro Maravillas fueron sobretodo un fenómeno televisivo.
Fotografías de la época muestran a multitudes pegadas a los escaparates de las tiendas de electrodomésticos mirando los televisores.
El autor del libro «Dos linchamientos en el Cerro Maravillas: Los asesinatos policíacos en Puerto Rico y el encubrimiento del gobierno federal», el periodista Manny Suárez, recuerda que cualquier persona podía seguir la retransmisión del caso andando tranquilamente por la calle.
«Se escuchaba la pregunta del fiscal salir por la ventana de una casa y al llegar a la siguiente casa se escuchaba la contestación del testigo», indica Suárez.
Los pormenores de las vistas tenían componentes cinematográficos, las pruebas forenses se estudiaban con detalle de teleserie y raro es el puertorriqueño que hoy no recuerda aquella frase del fiscal héroe Héctor Rivera Cruz que acompañó el café de tantas sobremesas boricuas: «Testigo, dígame si es o no cierto…».

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