Los jardines submarinos de Vega Baja guardan un tesoro incomparable

3.06.2008  
P.RICO-CORALES (previsión)
Los jardines submarinos de Vega Baja guardan un tesoro incomparable
Iñaki Estívaliz
Vega Baja (Puerto Rico), 13 jun (EFE).- Los jardines submarinos de Vega Baja, al norte de Puerto Rico, guardan un tesoro en forma de diferentes variedades de corales en peligro de extinción que los ecologistas puertorriqueños tratan de proteger.
Grupos de vecinos, organizaciones ambientales y la universidad de Puerto Rico trabajan en la conservación de un arrecife cuya variedad de corales y dimensiones sorprende tanto al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) puertorriqueño como a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de EE.UU.
Corales que parecen cuernos de alce, llamas de fuego o cerebros de un misterioso mundo submarino sobrevivieron «contra corriente» en Vega Baja a las altas temperaturas que durante dos semanas se experimentaron en las aguas del Caribe en 2005 y que acabaron con el 60 por ciento del coral de la costa norte puertorriqueña.
La oxigenación que facilitaron las corrientes en la costa de Vega Baja y el alimento que trajeron las olas para los corales salvó al arrecife, sostiene el biólogo investigador de la
Universidad de Puerto Rico Edwin Hernández, que asesora a los vecinos en la conservación con el beneplácito de la NOAA.
«Cuando estás allá abajo el mundo es otra cosa», explicaó a Efe Ricardo Laureano, del Grupo VIDA y uno de los primeros en reclamar que el arrecife se declare reserva natural.
«Las agencias del gobierno nunca supieron que el arrecife estaba allí», recuerda Laureano, quien defiende que sumergirse en esas aguas es «la panacea contra el estrés» y que se debería desarrollar un turismo ecológico alternativo en la zona y con la participación de la comunidad.
«Hay gente a la que no le gusta ir a los hoteles y prefiere algo más auténtico, quedarse con el pescador, aprender de cómo vive…», indica.
Pero los tesoros marinos de Vega Baja están amenazados, además de por el cambio climático y la contaminación, por diversos tipos de proyectos de construcción y la descarga de escorrentías ilegales.
Vecinos, ecologistas y los biólogos implicados han logrado parar tres veces la construcción de un desagüe industrial que descargaría directamente sobre las acropora palmata, declaradas en peligro de extinción en 2006, las diploria strigosa, las gorgonia ventalina y los porites porites, entre otras misteriosas joyas naturales.
Laureano señaló que además de la pérdida de oportunidades recreativas «con un valor escénico único por su rareza y accesible fácilmente» desde la orilla, si no se conserva el arrecife, se dejaría la costa sin defensa que amortigüe los efectos y la erosión de las marejadas, cada vez más recientes.
Hernández añade que el arrecife también sirve de criadero de muchas otras especies de peces y mariscos, ejerce un «rol como sumidero de gases invernadero» y presenta oportunidades únicas para la investigación.
Aunque muchas de estas especies presentan en Vega Baja una salud superior a la de otras poblaciones de corales en el Caribe, «algunos de los biotopos existentes muestran ya señales de mortandades masivas posiblemente debido a los impactos a la calidad del agua».
Por todo esto, el grupo de conservación del arrecife propone designar el área como «la Reserva Natural de los Jardines Submarinos de Vega Baja», desarrollar un plan de co-administración entre la comunidad y la academia, y desarrollar un plan de manejo de escorrentías a través de todo el litoral.
A la espera de que el DRNA recomiende a la Junta de Planificación puertorriqueña que designe la zona como zona protegida, los ecologistas tratan de identificar posibles fuentes para obtener fondos para desarrollar algunos estudios que consideran urgentes.
Entre ellos, para catalogar las poblaciones de los corales y establecer mapas «geo-referenciados» de su distribución mientras se le da seguimiento a la calidad del agua y se desarrollan programas de educación para la comunidad.
Entretanto, el visitante sólo tiene que adentrarse unos pocos pasos en el mar vegabajeño, sumergir la cabeza y abrir los ojos para disfrutar de un paisaje submarino incomparable.

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