Tratan de evitar los suicidios durante la Navidad más larga del mundo

09.12.2007  08:21 utc   ABONADOS
NAVIDAD-SUICIDIO
Tratan de evitar los suicidios durante la Navidad más larga del mundo
Iñaki Estívaliz San Juan, 9 dic (EFE).- Los puertorriqueños presumen de celebrar la Navidad más larga y musical del mundo, aunque para algunos boricuas es una época en la que el recuerdo de las pérdidas y frustraciones del año los ponen al borde de un abismo emocional.
Desde el 22 de noviembre con Acción de Gracias y hasta finales de enero con las Fiestas de la Calle San Sebastián, en la isla caribeña suenan en todos los lugares públicos villancicos y aguinaldos, trova y salsa navideña y la algarabía de trullas y parrandas alegran los corazones, mientras que algunos piensan en el suicidio.
Por eso, el Gobierno llamó esta semana a la comprensión y la educación como medios de reducir el número de suicidios que se producen en Navidad.
Es una época en la que hay que «aumentar la comprensión entre la comunidad y reforzar nuestra educación para identificar las señales de peligro», dijo la secretaria de Salud, Rosa Pérez Perdomo.
En Puerto Rico, con una población de unos 4 millones de habitantes, unas 300 personas se quitan la vida cada año.
«Es inaceptable que se pierda una vida más, por eso quiero invitarlos a que en Navidad, Año Nuevo y Fiestas de Reyes se acerquen a sus seres queridos, familia, amigos y vecinos y nos demos a la tarea de compartir, visitar, escuchar y conversar con los que nos necesitan», indicó Pérez Perdomo.
Sin embargo, la directora de la Comisión para la Prevención del Suicidio, Carmen Parrilla, explicó a Efe que durante esta época no aumenta el número de suicidios, sino el numero de personas con ideas y amenazas de quitarse la vida.
Indicó que durante el año 2006, cuando se suicidaron 285 boricuas, entre ellos ocho niños y adolescentes, la cifra supuso una reducción del 12,5 por ciento con respecto al año anterior, pero que no existe una estadística sobre intentos de suicidios.
A veces, la cobertura periodística de los suicidios más llamativos pueden animar a algunos a pensar en esa posibilidad para ellos mismos.
En Navidad, explica Parrilla, mucha gente que ha estado pasando por situaciones difíciles «hace reflexión y tiende a exacerbar ese sufrimiento», y entonces comienza a aislarse, no se integra y «no comparte la alegría de las fiestas».
Los días libres en Semana Santa o en verano, para aquellos que sólo se relacionan con otras personas en el trabajo, siempre son un factor de riesgo.
Otros picos de suicidios en Puerto Rico se producen el día de la madre en mayo y cuando se entregan las calificaciones escolares.
Para tratar de disuadir a los suicidas en la isla se estableció el teléfono (1800 981 0023) de Primera Ayuda Sicosocial (PAS), que atendió en 2006 unas 35.000 llamadas, de las cuales 6.749 se considera que fueron vidas salvadas.
Al frente de ese servicio está la directora del Programa Integrado de Intervención en Crisis, Monserrate Allende, que explicó a Efe que trabajan 24 horas los siete días de la semana y que «no soltamos la llamada hasta que el que llama recupere el control que perdió con la crisis».
Médicos y psicólogos ofrecen «información, consejería, desahogo», tratan de enfocar al paciente para que tenga prioridades positivas, evalúan la situación y coordinan con otros servicios si es necesario llamar a una ambulancia o la hospitalización.
Durante la Navidad, el PAS recibe menos llamadas, explicó Allende, «porque la gente se envuelve en las fiestas, pero los que llaman están más deprimidos».
«A menudo el problema es una pequeña gota dentro de una vida hermosa, pero se centran en ese punto negativo y se descompensan», sostuvo.
La gota que colma el vaso revela que «tenemos la mochila cargada de escombros, lo que se afecta es el alma, no podemos vivir con el corazón lleno de escombros».
«En diciembre nos dedicamos a ver nuestros escombros, pero no los sacamos de nuestra alma. Si la Navidad es vida, tenemos que empezar por nosotros mismos», insistió la sicóloga, que subrayó que lo importante es «educar, disciplinar con amor, a veces no abrazamos, ni besamos, ni reconocemos la presencia» de otras personas.
Otras veces, la intención suicida es provocada por la «sociedad consumista: si no tengo chavos para adornos, para las compras, soy infeliz, con dólares soy feliz; ese papelito controla el estado de ánimo».
Sin embargo, «amar y ser amado es la verdadera esencia de la vida» y por eso es tan importante lo que pensamos: «si pienso que mi hijo es un rey, lo trato como un rey, si pienso que mi hijo es un estorbo, lo trato como un estorbo».
Y luego hay niños que llaman al PAS diciendo que se han tomado «un sobrecito de tylenol»
(analgésico) porque «no quieren vivir más en este mundo y quieren ir al cielo», probablemente porque sus madres murieron de una sobredosis de medicamentos.
«Si mamá maneja una crisis de una manera, el niño lo repite. Si mamá se corta las venas, ellos lo van a repetir», explica Allende.
También hay jóvenes de excelente expediente académico que se suicidan cuando le fallan al padre demasiado exigente.
Otros dicen: «si no me compran el celular me voy a matar».
En la línea PAS también tratan de evitar que los suicidas se lleven consigo a otras personas, como el caso de una mujer «feliz» que se desplomó cuando su esposo le pidió el divorcio y ella decidió matarse y matar a sus niñas porque «yo me voy a morir, pero mis hijas no se las dejo a él».
El teléfono es una buena herramienta para disuadir suicidas porque «no es amenazante, como no nos vemos las caras la gente se abre… y seguimos salvando vidas».

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