28.03.2007 | |
P.RICO-ARQUEOLOGÍA Indios taínos transmitían valores morales a través del consumo de alucinógeno Iñaki Estívaliz San Juan, 28 mar (EFE).- El consumo de alucinógenos entre los indios del Caribe, lejos de ser un problema de salud pública como el uso de drogas en las sociedades occidentales contemporáneas, era el método con el que los chamanes alertaban a su clan contra el incesto o la zoofilia. El arqueólogo de la Universidad de Puerto Rico Osvaldo García Goyco explicó hoy, durante el VII Encuentro de Investigadores de Arqueología y Etnohistoria que celebra en San Juan el Instituto de Cultura Puertorriqueña, que durante un trance inducido por el consumo de cohoba se transmitía la «exogamia». Cuando el chamán entraba en trance con la cohoba, la semilla de la «anadenanthera peregrina» pulverizada que los indios aspiraban por las fosas nasales, comenzaba a recitar los mitos del origen de la tribu recordando que los hombres «no se pueden casar con animales o humanos y tenían que buscar cónyuge fuera del clan». Los indios taínos, que vivieron en la hoy República Dominicana, Cuba, Jamaica y Puerto Rico, entre otras islas del Caribe, provenían del Orinoco y el Amazonas y hablaban una de las 150 lenguas de los indios arhuacos. «Para comprender a los taínos hay que saber cuales son los efectos de la cohoba», explicó García Goyco durante su conferencia «Los fosfenos del ritual de la cohoba: su simbolismo en la iconografía taína». El arqueólogo sostuvo que en la década de 1970 se comenzó a estudiar el uso de alucinógenos entre los indios «cuando el LSD se puso de moda», pero «los indios no veían esto como un alucinógeno, sino como una planta mágica para ponerse en contacto con sus ancestros». «Después de consumir la cohoba entraban en un mundo mágico lleno de colores y símbolos de animales, vegetales y geométricos», que mientras los científicos interpretan como efecto de una iluminación del nervio óptico por la droga, «los indios lo ven como el idioma de los dioses que debe ser interpretado». En sus visiones, los chamanes interpretan el mito de la creación de la exogamia, que se impuso con la llegada de «la canoa serpiente» en la que bajó a la tierra procedente de la Vía Láctea la Humanidad en una época de caos «cuando había incesto y los hombres copulaban con los animales». Para la ingesta de cohoba los indios tenían determinados artilugios, como vasijas, pequeños tubos labrados de madera para la aspiración o la «espátula vómica», que se utilizaba para inducir el vómito antes del consumo de la droga. En estos artilugios aparecen símbolos fálicos y vaginales de la fertilidad, «siempre hay un pene y un útero fecundado porque lo que quiere el cacique para su tribu es la fertilidad y productividad de la tribu». Entre los 18 conferenciantes que exponen sus últimos hallazgos hoy y mañana en el encuentro de arqueólogos está el rector del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico |
y el Caribe, Miguel Rodríguez, quien habló de la existencia de un perro indígena. Las crónicas españolas hablan de un «perro mudo» que durante algún tiempo se creyó que era algún tipo de roedor, porque era de mediana estatura y no tenía pelo. Rodríguez, quien publicó esta semana el libro «Tras las huellas del perro indígena», dijo a Efe que se han encontrado representaciones del perro indígena en cerámica y en piedra, así como osamentas. El perro indígena no ladraba, pero emitía unos sonidos parecidos a gruñidos, lo trajeron de la hoy Venezuela los primeros pobladores del Caribe, quienes lo utilizaban para cazar, para protegerse y como mascota, y sus colmillos se utilizaban como colgantes y adornos. Como en el antiguo Egipto, el perro taíno tenía también una función mitológica, pues era el encargado de acompañar y de ejercer de guía de los muertos en su camino al otro mundo y nunca, salvo en ocasiones de necesidad extrema, se los comían. Rodríguez aseguró que todavía quedan perros indígenas en el sur de Puerto Rico, pero como no tienen pelo y la piel es arrugada, la gente los toma por «sarnosos» y les llaman «perros chinos» o «perros chingos». |