22.01.2007 | |
P.RICO-LENGUA El hampa de Puerto Rico habla español a pesar de EEUU Iñaki Estívaliz San Juan, 22 ene (EFE).- El idioma español, que EEUU se esforzó por relegar sin éxito en Puerto Rico, se impone al inglés también en los bajos fondos de la isla caribeña, donde ni la veneración por personajes del hampa «hollywoodiense» como Tony Montana («El precio del poder»), logra que se imponga el «slang» anglófono. Montana, emigrante cubano que se enriquece en Miami con el tráfico de drogas y que en la película interpreta en inglés Al Pacino, aparece en la artesanía típica boricua, en murales callejeros y en camisetas junto a los Reyes Magos, don Quijote o petroglifos indígenas, y además, en el «sello» de un «bichote». Los «sellos» son las etiquetas adhesivas pegadas a los «saquitos» de la droga que se distribuye al menudeo, que hasta hace poco se denominaban «stickers» (pegatinas, en inglés) y que son las marcas del dueño de un «punto». En «el punto» los adictos puertorriqueños pasan un mal rato para abastecerse del producto ilegal sorteando a la policía y otros imponderables, y como los marinos si hay temporal o los toreros frente a su astado oponente, cuando en Puerto Rico se va a comprar estupefacientes se dice que se va a «capear». Allí, los «gatilleros» escoltan armados a los «tiradores», que en ordenadas cajitas de compartimentos de pescador venden «tecata» (heroína), «palis» y «palitroques» (pastillas farmacológicas), «pasto» (marihuana) y «cripi» (de «creep», trepar las plantas en inglés: marihuana de alta calidad que se vende en «moñas»). Las «moñas de cripi» se venden en «huevos», esferas de plástico con medio cono transparente y el otro de un color llamativo que en diferente contexto se utilizan para envolver chucherías para los niños, y en otro, contienen preservativos. A escala de consumidor, el corte de cocaína se expende en «cinquillos» (saquitos de cinco dólares), «diegos» (de diez) y «ventanas» (de veinte), que se encuentran vacíos en el suelo de los lavabos de los bares cercanos a los «puntos». Los cocainómanos puertorriqueños, «periqueros», no «esnifan», como en España -del inglés «sniff» (aspiración nasal)- sino que la «güelen», desoyendo el clásico del salsero Ismael Rivera «Quítate de la vía», que desde todas las «velloneras» (máquinas tocadiscos) repite cada noche: «si yo llego a saber que Perico era sordo, yo paro el tren». Los heroinómanos endovenosos puertorriqueños, «tecatos» (consumidores de «manteca»), no se «chutan», anglicismo que viene de «shot» (inyección), como hacen los «yonquis» (del inglés «junkies») españoles, sino que se «curan». Si son las fiestas patronales, el municipio los mete en furgonetas y los deja con algo de comida, si acaso, en algún pueblo del interior de la isla, según denuncian organizaciones locales pro derechos humanos. Y si molestan a otros clientes o los vecinos del «punto» se les amenaza diciendo: «mira que te están velando» o «mira que estás caliente»; y si «siguen jodiendo», «se les desaparece». «¿Creéis que podéis matarme?», grita en inglés Montana a sus verdugos sobre la ostentosa escalera de su palacete, después de que varios tiros le hayan impactado en el pecho, ahíto y embadurnado de cocaína y disparando a diestra y siniestra antes de |
fallecer en el clásico de Brian De Palma de 1983. La imagen de Pacino interpretando al capo de Miami es un símbolo de los bajos fondos y el arte urbano boricua, que lo exhibe en paredes y serigrafías coloreadas como la Marylin Monroe de Andy Warhol. Puerto Rico, con una población actual de 3,9 millones de habitantes, fue una colonia española hasta 1898, cuando EEUU se adjudicó también Cuba y Filipinas. Pese a que las primeras décadas del siglo pasado EEUU implantó intensivas políticas educativas para que el inglés se impusiera al español -como que se dieran las clases sólo en aquel idioma durante más de treinta años-, éste sigue ganando en Puerto Rico la batalla lingüística que en el archipiélago asiático perdió. El fundador del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, Ricardo Alegría, y otros intelectuales boricuas lamentan que esta «heroicidad», manifiesta en toda la sociedad puertorriqueña a pesar de los 108 años de presencia de EEUU en la isla, no se reconozca en España lo suficiente, con una excepción. En 1991 se otorgó el premio Príncipe de Asturias de las Letras al pueblo de Puerto Rico por conservar el español pese a la influencia del inglés y su condición de Estado Libre Asociado a EEUU desde 1952. |