El español se impone al inglés a pesar de más de cien años de presencia EEUU

20.03.2007 
CONGRESO LENGUA/PUERTO RICO
El español se impone al inglés a pesar de más de cien años de presencia EEUU
Iñaki Estívaliz San Juan, 20 mar (EFE).- En Puerto Rico las señales de «Stop» dicen «pare», las de «parking» «estacionamiento», y los autobuses urbanos se pagan con «pesetas» (monedas de cuarto de dólar) a pesar de los intentos de EEUU por imponer el inglés en esta isla caribeña desde 1898.
Durante los primeros 30 años del siglo pasado, la administración de EEUU obligó a dar clases en la antigua colonia española únicamente en inglés, pero muchos maestros hicieron oídos sordos a aquella imposición, entre otras cosas porque ellos mismos no sabían hablarlo.
La batalla que el inglés perdió en la educación se repitió con el mismo resultado con la religión, pues el gobierno estadounidense alentó la entrada de un aluvión de iglesias protestantes y evangélicas que ofrecían sus servicios en inglés.
La literatura puertorriqueña se mofa de los intentos por introducir elementos culturales ajenos a la cultura hispánica en obras como el cuento «Santa Clo’ llega a La Cuchilla», de Abelardo Díaz Alfaro, en el que la llegada de un Papá Noel a un barrio humilde provoca el
pánico entre niños y mayores.
En este proceso histórico fue fundamental la guerra jurídica que mantuvo en 1902 la abogada, intelectual y poeta Nilita Vientós Gastón, quien consiguió ese año que el Tribunal Superior de Puerto Rico determinara que todos los procesos judiciales en el país debían tramitarse en el idioma de Miguel de Cervantes.
El director de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, José Luis Vega, explicó a Efe que «el vigor y la creatividad» que disfruta el español en Puerto Rico se debe a que es «una lengua del pueblo. Quien verdaderamente lo ha mantenido vivo y vibrante son los hablantes».
Esto le ha dado una «fortaleza muy difícil de minar por una ley, un reglamento o una imposición» y hace que incluso en algunas escuelas privadas donde se enseña en inglés, los alumnos «conservan el español como su lengua primaria».
«Paradójicamente», la relación «asimétrica» que ha existido con EEUU «ha provocado que en Puerto Rico se desarrolle una gran conciencia lingüística sobre la importancia de conservar el idioma».
Reconoció que en Puerto Rico se dan muchas deficiencias en el lenguaje, como la utilización de anglicismos innecesarios, lo que pasa, aseguró, hasta en España, pero esto se debe, más que a la proximidad con EEUU, al modo de enseñar la lengua La investigadora lingüística de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, Amparo Morales, coordinadora de los trabajos de las academias antillanas para la elaboración de la Nueva Gramática Española, que se aprobará entre el 21 y el 24 de este mes en Medellín, Colombia, señaló que los logros en el mantenimiento del español se consiguieron «poco a poco».
Morales, quien participará también en el Congreso de la Lengua Española que se celebrará en Cartagena de Indias del 26 al 29 de este mes, explicó que a mediados de siglo los esfuerzos hispanistas de educadores e intelectuales boricuas lograron la creación del Instituto de Cultura Puertorriqueña y la Academia Puertorriqueña.
En 1952, el entonces gobernador, Luis Muñoz Marín, rubricó en Washington el actual estatus político de Puerto Rico como Estado Libre Asociado (ELA) a EEUU aceptando los dos idiomas oficiales.
«Pero en la práctica se impone el español», aseguró Morales, quien sostuvo que aunque hay palabras que se decían en inglés que vuelven a expresarse en español, como «nerdo» (de «nerd», el «empollón» español) que ahora se dice como antiguamente; «estofón».
Que palabras como «trip» (viaje) o «nurse» (enfermera) vuelvan a decirse en español es para Morales una cuestión de moda más que se estén dejando de utilizar anglicismos, pues persisten muchos como «monchar» (comer con apetito), del inglés «munch», o «janguear» (salir de marcha), del inglés «hang».
Pero en Puerto Rico, los anglicismos se «jibarizan», se les añaden «matices del habla puertorriqueña» y a pesar de que vengan del inglés «han pasado a ser boricuas por su propia experiencia».
«El puertorriqueño en su discurso tiende a la familiaridad, al lenguaje coloquial y a establecer lazos con el interlocutor», agregó Morales, coautora del Tesoro Lexicográfico del Español de Puerto Rico y que prepara un diccionario de anglicismos.

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