Impacto asteroide Apophis tendría efecto 20.000 bombas atómicas

03.11.2006  CIENCIA
P.RICO-ASTEROIDE
Impacto asteroide Apophis tendría efecto 20.000 bombas atómicas
Iñaki Estívaliz Arecibo (Puerto Rico), 3 nov (EFE).- Una roca de más de 300 metros de diámetro se acerca a la Tierra, donde podría impactar en el año 2029 ó 2036, con un efecto superior al de 20.000 bombas atómicas.
Los astrónomos siguen su trayectoria en el Observatorio de Arecibo, el más potente del mundo, dotado con un enorme plato receptor y que está en Puerto Rico.
El asteroide Apophis fue descubierto en 2004 y los investigadores de Arecibo encontraron que orbita alrededor del Sol y que pasará cerca de la Tierra, a unos 40.000 kilómetros, dentro de 23 y 30 años.
«La mayoría de los asteroides pasan mucho más lejos y cuando tenemos un asteroide a una distancia como ésta, que es mucho más pequeña que la distancia entre la Tierra y la Luna… hay que vigilarlo», dijo a Efe el jefe de Educación del Observatorio, el astrónomo José Alonso.
Alonso explicó que si Apophis continúa en la misma trayectoria no habrá que preocuparse, pero «si tiene una pequeña colisión con otro asteroide, un pequeño roce podría desviar su trayectoria un poquitito, lo suficiente para que entonces sí nos alcance».
«Es una roca gigantesca y a la velocidad que viaja, si impacta en la Tierra generaría una explosión que sería más poderosa que 20.000 bombas atómicas», previno, y aunque eso no supondría que el planeta azul se fuera a «romper en pedazos», tendría un efecto devastador en el clima y todas las formas de vida.
La NASA decidirá en el año 2013 si envía una misión al asteroide para colocarle un transmisor y seguir su órbita.
El observatorio de Arecibo se construyó en 1963 con fondos del Departamento de Defensa estadounidense aprovechando su cercanía al ecuador y que el espacio geográfico donde se levantó, rodeado de montañas, proteger su plato reflector de los huracanes.
Nacido por una iniciativa de la Universidad Cornell de Nueva York para estudiar la ionosfera, en el observatorio, con un radar que emite ondas que son rebotadas por los cuerpos astronómicos, científicos de todo el mundo realizan unas 200 investigaciones al año.
Financiado por la Fundación Nacional para las Ciencias, que le provee un presupuesto anual de 14 millones de dólares, en el centro astronómico se estudian las ondas que emiten objetos en el espacio de forma natural, que permiten deducir su posición y sus propiedades físicas y químicas.
Pero los científicos de Arecibo también buscan saber si hay vida inteligente en el resto del
universo.
En 1974 enviaron un mensaje codificado al espacio en el cual se ofrecen información sobre la posición del planeta Tierra en el universo y que tardará «unos 25.000 años antes de que llegue a su destino: un grupo de estrellas que se conocen como el Cúmulo de Hércules».
Alonso explicó que fue una forma de demostrar que los humanos habían alcanzado un nivel tecnológico que le permitía comunicarse entre ellos en la Tierra y también con otros seres fuera del planeta.
Sobre ese tema se filmó en el observatorio la película «Contact», protagonizada por Jodie Foster y basada en una novela de Karl Sagan.
En Arecibo se realizan varios proyectos para la búsqueda de vida inteligente en otros planetas, como el SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence), teniendo en cuenta que la potencia del observatorio «podría detectar algún día una señal artificial que explicaría que allí tiene que haber una civilización que haya generado tecnología».
Alonso indicó que «si hay una civilización que ha alcanzado un desarrollo tecnológico que le permita comunicarse, nosotros podríamos detectarlo dado que el observatorio de Arecibo es el más sensible del planeta».
En 1973, el profesor Joseph Taylor y su pupilo Russel Hulse, de la Universidad de Princeton, realizaron en Arecibo un estudio de los pulsares, estrellas enanas pero con mucha fuerza de gravedad que giran cientos de veces por segundo y emiten una señal que parece un pulso.
La investigación -con la que lograron encontrar evidencia de un aspecto de la teoría de la Relatividad de Albert Einstein que no se había demostrado: la existencia de una nueva fuente de energía en forma de ondas de gravedad-, les valió el premio Nobel de Física en 1993.

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