Iñaki Estívaliz
La Paz, 16 de octubre 2020.- Bolivianos y bolivianas acudirán este domingo a las mesas electorales con miedo a la violencia, al Covid-19 y a la depresión económica, pero por primera vez en la historia del país andino contarán con un contingente de ciudadanos no adscritos a los partidos ni al gobierno que supervisarán a pie de urna los comicios.
Unos 7,3 millones de electores están habilitados para votar a 352 autoridades entre presidente, vicepresidente, senadores y diputados.
El director de la organización sin fines de lucro Centro de Estudios y Apoyo al Desarrollo Local (CEADL), Juan Carlos Balderas, uno de los responsables de la novedosa iniciativa ciudadana, explica que las elecciones en Bolivia siempre han contado con observadores internacionales, pero que esta será la primera vez que los comicios también serán supervisados por ciudadanos locales.
“Por primera vez en el país se está dando un proceso de observancia electoral de la sociedad civil reconocida por el Estado”, explica Balderas en su oficina de La Paz, ciudad para la que se han capacitado 394 supervisores.
La iniciativa, que contará en todo el país con 12,000 observadores ciudadanos, ha sido impulsada por la Unión Europea, la Red OBSERVA Bolivia Tu Opinión Cuenta (que engloba a 16 organizaciones como el CEADL) y la Fundación IDEA Internacional.
Los supervisores u observadores ciudadanos han sido adiestrados “en lo que significa la ciudadanía plena y el ejercicio pleno de los derechos ciudadanos, en qué significa ser jurado electoral, qué papeles cumple el presidente, el secretario de mesa”, qué es el Tribunal Electoral y qué son las Cortes Departamentales, “o sea, toda la arquitectura estatal que está destinada a este asunto”, indica Balderas.
De este modo, según Balderas, la sociedad civil boliviana toma una participación directa y concreta en el control y la supervisión de las elecciones “pero desde una perspectiva mucho más cualitativa”.
Las elecciones del domingo serán las primeras después de los frustrados comicios del 20 de octubre del año pasado en los que acusaciones de fraude contra el presidente Evo Morales y la subsiguiente convulsión social acabaron con el líder indígena exiliado en México, actualmente en Argentina, y con la opositora Jeanine Añez, hasta entonces segunda vicepresidenta del Senado, como presidenta interina del Estado Plurinacional de Bolivia.
En las elecciones del domingo habrá al menos dos supervisores ciudadanos en cada mesa electoral y se habilitará un centro de llamadas y una aplicación digital para que los observadores puedan presentar informes cada tres horas o siempre que suceda algún problema de envergadura, como que se les niegue realizar su cometido.
Balderas cuenta que no les costó tanto conseguir y capacitar a los supervisores, incluso para los lugares más remotos del país, como lograr “una relación orgánica y articulada con el Estado”, que finalmente autorizó la iniciativa a través del Tribunal Electoral y las Cortes Departamentales, ya que “no hay ninguna relación con el Gobierno como tal, pero sí hay una relación con el Estado”.
Tras las elecciones, se entregará un informe al Tribunal Electoral y a las Cortes Departamentales.
Los comicios del domingo van a estar marcados por varios factores atípicos.
“Estamos atravesando un momento electoralmente muy difícil en el país”, lamenta Balderas, quien indica que el primero de estos factores es el precedente electoral del año pasado cuando se anularon los comicios por el “elemento fraudulento más concreto” de que a las ocho de la noche se detuvo “el sistema de conteo porque cada vez era menor la distancia entre el primer y el segundo candidato, lo que forzaba una segunda vuelta que para el partido de gobierno hubiera sido muy difícil de remontar”.
Otro elemento clave que va a afectar las elecciones del domingo “tiene que ver con la violencia que se generó en el país después de que se anulan las elecciones y que hay un desborde de violencia muy fuerte muy sostenido” que se saldó con “12 personas asesinadas.
Un tercer factor importante que va a influir es el Covid-19. Con 11 millones y medio de habitantes, hasta el momento se han registrado en Bolivia 139,000 casos y 8,407 muertes.
“La crisis sanitaria que ha generado el Covid, que ha generado mucho miedo en el contexto de un país depauperado económicamente, con muy poca infraestructura sanitaria como para responder a los retos que trae el virus y una cantidad de muertes significativas para un país como este, que somos muy pocos, y fundamentalmente la sensación de miedo que se ha transmitido a la población a través de los mensajes cotidianos: no te acerques tanto que te vas a contagiar, que el contagio te lleva a la muerte irremediablemente”, relata Balderas.
“Hay toda una sicología de miedo que antecede a esta elección. Estos precedentes de violencia y miedo a la enfermedad le da una característica particular a esta elección”, añade.
Además, la sociedad sabe que gane quien gane no va a evitar una profunda crisis económicas.
También está el miedo, según Balderas, de que si el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales, representado en la candidatura de Luis Arce, resulta perdedor, sus seguidores “van a volver a violentar el país”.
Pero Balderas es optimista. Considera que la iniciativa de observadores ciudadanos es una forma de ampliar los espacios ciudadanos que habían sido restringidos y celebra que un 70 por ciento de los observadores son menores de 25 años.
“Se ha hecho un esfuerzo a nivel nacional realmente importante para que esta gente (observadores) no solo comprenda lo que es la democracia, la ciudadanía, el valor del voto, y todo lo que pueda significar el derecho ciudadano de supervisar estas elecciones, si no la posibilidad de la restructuración de un sueño diferente con relación a la visión de país que necesitamos”, sostiene Balderas. ie