04.04.2007 | |
IRAK-P.RICO Entierran a soldado puertorriqueño muerto en la guerra en Irak Iñaki Estívaliz Bayamón (Puerto Rico), 4 abr (EFE).- Los restos de Jason Núñez, joven puertorriqueño de 22 años muerto en Irak hace semana y media, descansan desde hoy en la tumba número 174 de la sección 3 del Cementerio Nacional de Bayamón, ciudad aledaña a San Juan. Núñez falleció junto a otros tres soldados estadounidenses como consecuencia de un ataque suicida al convoy en el que viajaban en la provincia de Baqubah. La víctima es la número 57 de origen boricua que fallece en los conflictos de Irak y Afganistán y era miembro de la División 82 Aerotransportada con sede en el Fuerte Bragg, Carolina del Norte. Su tía Rosi Ríos expresó a Efe durante el sepelio su «dolor, coraje y frustración» y se manifestó en contra de una guerra donde se «está sirviendo a un país que sólo tiene intereses económicos». «Nuestros jóvenes están perdiendo sus vidas y haciendo llorar a muchas madres en una guerra tan injustificada», sostuvo Ríos, quien explicó que su sobrino era «bueno, educado, tímido y muy inteligente». «Tenía un futuro brillante. Era muy buen atleta y tenía una beca para entrenar en el Albergue Olímpico de Puerto Rico, pero su mayor ilusión era ver crecer a su hija Yamilet, que ahora tiene un año», recordó Ríos. La familia de Núñez no guarda rencor contra los iraquíes que lo mataron porque «ellos se están defendiendo. No fueron los iraquíes los que mataron a mi sobrino, sino el Ejército de EEUU», subrayó. Explicó que su sobrino había sido herido anteriormente y lo habían vuelto a enviar a la zona de guerra, por lo que era habitual que dijera a sus familiares y amigos: «estoy viviendo un infierno, no quiero volver». En el cementerio militar se encontraban algunas de las madres de otros boricuas muertos en Irak, entre ellas la de Ramón Reyes Torres, que murió el 16 de julio de 2003. Anilda Torres portaba una foto enmarcada de su hijo aferrándola contra su pecho para «dar apoyo a las otras madres como ellas me lo dieron a mí». Torres, quien prometió frente al féretro de su hijo que acudiría a apoyar a las madres de los puertorriqueños que fueran muriendo en el conflicto bélico, insistió en que la de Irak es una guerra «de lágrimas, de madres, de esposas y de hijos». Por su parte, Francisco Martínez, quien perdió a su hijo Daniel en noviembre de 2003, no se pronunció en contra de la guerra porque su hijo «era voluntario, llevaba once años en la milicia y el creía en eso». La presidenta de la Coalición de Madres Contra la Guerra, Sonia Santiago, quiso destacar el gesto del alcalde de Naranjito (centro), de donde era oriundo Núñez, de regalar una bandera de Puerto Rico a la madre del soldado «en reconocimiento a la valentía de la madre» y por declarar tres días de luto en el pueblo. Explicó que durante el velatorio, la madre de Núñez, Marlene Fernández, retiró la bandera de EEUU del féretro y dijo: «mi hijo es de Puerto Rico, no de Estados Unidos». Santiago destacó que Fernández, quien aconsejó a las madres puertorriqueñas a que no dejen alistarse a sus hijos porque «la milicia es la muerte», había insistido en que desde que enviaron por segunda ocasión a su hijo a Irak éste estaba siempre de mal humor, «con coraje y hastiado». |
Núñez fue enterrado en el cementerio militar con todos los honores y se dispararon tres salvas en su memoria. Su padre, Samuel, al finalizar la ceremonia, pudo contener el dolor lo suficiente para decir: «fue un buen hijo. Lo apunté en pequeñas ligas (béisbol). Se crió en Naranjito. Siempre me respetaba y respetaba a su madre. Esa fue su decisión de meterse al Ejército. Que descanse en paz». Medio centenar de jóvenes vestían camisetas blancas con la imagen impresa de Núñez en las que se podía leer: «siempre te recordaremos». |