Ginóbili dice que el Salón de la Fama parecía «un sueño irrealizable»

9 Sep, 2022

Iñaki Estívaliz

Montville (EE.UU.) 9 sep. El argentino Manu Ginóbili, leyenda de los San Antonio Spurs, aseguró este viernes que entrar en el Salón de la Fama le parecía «un sueño irrealizable» en su juventud, pero lo hizo realidad «con esfuerzo año tras año», en una conferencia organizada en Montville (Connecticut) previa a su acceso en el Salón de la Fama del Baloncesto de Naismith en Springfield (Massachusetts).

El cuatro veces campeón de la NBA, dos ocasiones All Star y una temporada mejor sexto jugador, explicó que ser inmortalizado se siente «irreal», que de niño era «un sueño irrealizable que se empezó a hacer realidad con el esfuerzo año tras año».

En una conferencia de prensa previa a su exaltación el sábado celebrada en un hotel-casino en la reserva indígena de Mohegan, en Connecticut, el 5 de la selección argentina y 20 de los San Antonio Spurs (ambas camisetas retiradas) destacó además el orgullo latino que sentía en la NBA y el vínculo que se creaba entre los hispanohablantes en la liga estadounidense.

Afirmó además, a pregunta de Efe, que aunque también hay un vínculo con los jugadores internacionales, «a pesar de la confrontación de que sean rivales», especialmente a los Suramericanos «uno siempre trata de recibirlos».

NUNCA HABLÓ SUCIO EN LA CANCHA

El escolta zurdo que mañana será inmortal y que durante sus 16 años en la NBA experimentó la creciente presencia de jugadores hispanohablantes en la cancha, indicó que si el «trash talk» (hablar sucio para desestabilizar emocionalmente al contrario) en español llegó al baloncesto de EE.UU. no fue por su culpa.

Hay grandes estrellas de la NBA angloparlantes que han reconocido aprender malas palabras para molestar a los latinos. Ginóbili remarcó: «nunca hice trash talk, nunca».

El argentino señaló que no tiene duda de que el español Pau Gasol pronto lo acompañará en Springfield, que solo «es cuestión de tiempo. En cuanto se cumpla el plazo entrará y yo espero estar ahí con él».

El creador del «euro step» (paso europeo) y mago de los caños imposibles subrayó que sus mejores desempeños se los debe a los jugadores y todo el personal de los equipos en los que ha jugado: «no hay ningún premio individual que no haya sentido como colectivo. Estoy acá por las virtudes de mis equipos».

Sin mencionarlos por sus nombres, solo por sus posiciones en el juego, agradeció especialmente haber tenido la oportunidad de compartir cancha y complicidad durante largos años con Tony Parker y Tim Duncan, con los que conformó el denominado «The Big Three» (el gran tres), así como el entrenador Gregg Popovich.

Antes de llegar a la NBA en 2002, Ginóbili ya se había consagrado en el baloncesto argentino y en el de Italia, donde había conseguido la Triple Corona en la temporada 2000-2001 (Liga Italiana de Baloncesto, la Copa de Italia y la Euroliga de la temporada ).

Unos lo consideran el Leo Messi del baloncesto y otros le apodan Manudona.

Durante la conferencia de prensa, Ginóbili recordó en varias ocasiones que los éxitos con los Spurs se los han reconocido ya suficientemente, como cuando le retiraron el número 20, pero que ahora se trata más de su carrera completa incluyendo sus éxitos con la selección argentina, a la que lideró al lograr el oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y plata en el Mundial de Baloncesto de 2002, entre una larga lista éxitos.

RECONOCIMIENTO PARA ARGENTINA

Recordó que si con los Spurs jugó 16 años, con la selección albiceleste lo hizo 18, y que del mismo modo que con los de San Antonio, con sus compatriotas formaron un equipo unido de compañeros que también compartieron por mucho tiempo creando lo que se conoce como la «Generación Dorada».

«Fue el momento oportuno. El mundo estaba cambiando en el baloncesto por la NBA. Ellos crearon una inspiración para todos trabajar más duro. Fuimos muy afortunados de trabajar juntos jugadores talentosos que trabajaban duro. Nos encantaba estar juntos y salir juntos. Fue una situación única y empezamos a crecer y crecer», dijo esta vez en inglés.

Y pronto: «Fuimos de los pocos países que empezaron a amenazar a EEUU. Cambiamos la forma en la que la gente veía estos torneos con los dream teams».

Explicó que en Argentina «todo es fútbol», pero que su pueblo, Bahía Blanca, es una excepción, donde en su infancia la mayoría de los niños jugaban al baloncesto y hablaban de baloncesto todo el día.

«Lo raro es que haya llegado aquí», bromeó Ginóbili, quien forma parte del equipo técnico de los Spurs y dedica el tiempo libre a jugar al tenis o montar en bicicleta, actividades en las que, como en el baloncesto, sigue queriendo siempre ganar, aseguró.

https://www.infobae.com/america/agencias/2022/09/09/ginobili-dice-que-el-salon-de-la-fama-parecia-un-sueno-irrealizable/

Harvard se mira al espejo por su pasado esclavista

IÑaki Estívaliz

Cambridge (EE.UU.), 8 may (EFE).- Más de 200 años han tenido que pasar desde la abolición de la esclavitud en el estado de Massachusetts (EE.UU.) para que la Universidad de Harvard, una de las instituciones más prestigiosas del país, haya admitido su pasado esclavista: Un mea culpa que ha sido posible gracias a los esfuerzos de los propios estudiantes.

Fruto de ese empeño es el informe que el centro educativo publicó la semana pasada, titulado «Harvard y el legado de la esclavitud», donde se documenta cómo la institución se benefició del comercio de esclavos en los siglos XVII y XVIII.

Fueron los alumnos de la Universidad quienes comenzaron a investigar en 2007 los vínculos de Harvard con la esclavitud y su papel ha sido vital para que la institución haya reconocido el perdurable legado de sus orígenes esclavistas.

LOS ESTUDIANTES, TRAS LAS HUELLAS DEL PASADO ESCLAVISTA

Así lo considera el profesor de Historia Americana Sven Beckert, quien subraya a Efe que en los últimos 15 años el trabajo de los estudiantes ha sido «absolutamente crucial» para lograr el compromiso de la universidad con su pasado.

«Sin el trabajo de estos estudiantes, no creo que hubiéramos llegado a este punto», defiende Beckert.

Según el informe, durante casi 150 años, desde la fundación de Harvard en 1636 hasta que Massachusetts abolió la esclavitud en 1783, los presidentes de la universidad y otros responsables esclavizaron a más de 70 personas, afrodescendientes y nativos americanos.

El documento señala que algunos donantes de Harvard consiguieron sus riquezas con el comercio de esclavos y la propia universidad invirtió en préstamos a plantaciones de azúcar en el Caribe.

Todo esto ya era historia conocida para los estudiantes de Beckert, quien se ha dedicado a estudiar cómo la esclavitud influyó en la economía nacional de EE.UU. y es autor de los libros «Empire of Cotton: A Global History» (El imperio del algodón: Una historia global) y «Slavery’s Capitalism : A New History of American Economic Development».

Beckert pensó en investigar si Harvard tenía un pasado de esclavitud cuando en 2006 la entonces presidenta de la Universidad de Brown, Ruth Simmons, la primera mujer negra en presidir un centro de la «Ivy League» (el circuito de universidades privadas de élite del noreste de EE.UU.), publicó un informe sobre los vínculos de su institución con el esclavismo.

DETECTIVES DE LA HISTORIA

El profesor de Harvard propuso a sus estudiantes celebrar un seminario, que comenzó un soleado día del verano de 2007 con el desafío de resolver un misterio: La historiografía en Harvard había guardado silencio sobre la esclavitud y los alumnos no sabían con qué se iban a encontrar.

Pero «la curiosidad de los estudiantes frente a lo desconocido y su impresionante dominio de las artes de la detección histórica fueron recompensados con un tesoro de hallazgos», alaba Beckert.

Más tarde, en 2011, se publicó el resultado de parte de estas investigaciones en el libro colectivo «Harvard and Slavery: Seeking a Forgotten History», elaborado por el profesor y los alumnos.

Los estudiantes descubrieron que en el pasado hubo esclavos en el campus y que la universidad había recibido grandes donaciones de personas comprometidas con la esclavitud. «Encontraron pruebas de que incluso presidentes de la universidad tenían a personas esclavizadas», detalla Beckert.

En el seminario, los estudiantes también investigaron la pervivencia del racismo en Harvard y, como parte de los esfuerzos por revelar este pasado, crearon un mapa con un recorrido por el campus por lugares relacionados con la esclavitud.

Beckert reconoce que al principio no hubo mucho apoyo de la universidad, aunque a lo largo de los años la institución ha comenzado a respaldar este trabajo.

«Ahora tenemos este informe masivo y el compromiso de la universidad de ocuparse de su legado esclavista», recuerda.

UN DONANTE, RICO POR EL COMERCIO DE ESCLAVOS

Una de sus antiguas estudiantes, la afrodescendiente puertorriqueña Jennifer Dowdell Rosario, graduada en 2012, fue parte del grupo que realizó la investigación en 2011 centrándose en un gran donante de la universidad, Peter Chardon Brooks (1767–1849), quien amasó una extraordinaria fortuna con el comercio de esclavos.

La entonces estudiante boricua se desplazó a Medford (Massachusetts) a la antigua casa de Chardon Brooks, donde pudo documentar un muro de ladrillo que había sido levantado por un esclavo de la familia.

Con la publicación del informe, Harvard anunció que dedicará un fondo de 100 millones para abordar su complicidad con la esclavitud, aunque, para Dowdell Rosario, la cantidad es «bien pequeña comparada con lo que se extrajo de la esclavitud, debería ser anual».

Dowdell Rosario lamenta, en declaraciones a Efe, que Harvard no haya reconocido la labor de sus estudiantes en el informe, a los que ha relegado a algunos pies de página, y asegura que la universidad apenas los ha respaldado.

De hecho, se queja de que fueron ninguneados y que los propios alumnos tuvieron que poner dinero de su propio bolsillo para publicar las investigaciones de 2011.

«Ya son más de 40 estudiantes los que han hecho investigaciones y hasta el día de hoy el presidente de Harvard, Larry Bacow, no reconoce que fueron ellos los que expusieron el asunto», sostiene Dowdell Rosario.

«Fueron los estudiantes los que presionaron, no fue que la institución quisiera hacerlo -remarca-. La información estaba en las bibliotecas, solo había que ir a buscarla».

https://www.lavanguardia.com/vida/20220508/8251517/harvard-mira-espejo-pasado-esclavista.html

https://www.swissinfo.ch/spa/eeuu-racismo_harvard-se-mira-al-espejo-por-su-pasado-esclavista/47576512

Abrumadora victoria del MAS en Bolivia y esperan regreso de Morales

Iñaki Estaliz

La Paz, 23 de octubre de 2020.- El Tribunal Supremo Electoral (TES) de Bolivia anunció hoy que había escrutado el cien por cien de los votos emitidos en las elecciones del pasado domingo y que otorgan una abrumadora victoria al Movimiento Al Socialismo (MAS).

Los líderes del MAS, Luis Arce y David Choquehuanca, serán los próximos presidente y vicepresidente, respectivamente, al haber obtenido el partido en primera vuelta un 55,10 por ciento de los votos, seguido por Comunidad Ciudadana (CC), de Carlos Mesa, con el 28,83 por ciento, y la alianza Creemos, de Luis Fernando Camacho, con el 14 por ciento.

Esos resultados han sorprendido a propios y extraños ya que la mayoría de las encuestas realizadas antes de las elecciones daban tanto al Mas como a CC una intención de voto de entorno al 40 por ciento. 

El TSE informó hoy que esta noche presentará de manera oficial los resultados finales y que proclamará a los ganadores.

Las elecciones se celebraron el pasado domingo con una participación superior al 87 por ciento y sin que se presentaran incidentes de consideración. 

Los principales líderes de la oposición han reconocido la victoria del MAS y solo algunos grupos, que han sido declarados como “marginales” por los ganadores, han protestado, aisladamente y sin mayor trascendencia, los resultados.  

Representantes de las Naciones Unidas (ONU), de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Unión Interamericana de Organismos Electorales (Uniore) han avalado la legitimidad de los resultados y destacaron la transparencia e independencia del Tribunal Supremo Electoral (TSE).

El antecedente de las fallidas elecciones del año pasado, que fueron anuladas por acusaciones de fraude y tras las cuales se desató la violencia dejando 12 muertos, y el miedo al COVID-19, no impidieron que los bolivianos acudieran el domingo pasado masiva y ordenadamente a las urnas. 

El asesor electoral para Bolivia del sistema de la ONU, Luis Martínez, aseguró en radio Panamericana que no habían identificado ningún tipo de fraude ni durante la jornada electoral ni en proceso de cómputo de los votos. Martinez indicó que “en esta ocasión hubo una gran transparencia, en comparación con las anteriores” elecciones, cuando “sí que hubo muchas irregularidades” que todavía están siendo investigadas.

Por su parte, el informe preliminar de la Misión de Observación Electoral de la OEA, indica que la contienda de este año fue “más equitativa” que la del año pasado, dando como resultado “una jornada electoral exitosa en la que no se presentaron acciones fraudulentas”.

“La ciudadanía votó libremente y el resultado ha sido contundente. Esto le brinda un alto nivel de legitimidad al gobierno entrante, a las instituciones bolivianas y al proceso electoral”, añade el informe de la Misión de la OEA.

La Uniore, que ya presentó su informe el pasado lunes, constató que los comicios transcurrieron “sin contratiempos y de manera pacífica”. 

La portavoz de la Uniore, Pamela San Martín, indicó que “si bien se advirtieron algunos elementos logísticos que se pudieron mejorar y fortalecer, no se ha registrado irregularidad alguna que invalide o deslegitime el proceso electoral y sus resultados”.

Por su parte, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, felicitó ayer al presidente electo Luis Arce y le manifestó su voluntad de trabajar con su gobierno, pero reiteró que hubo fraude en las elecciones del 20 de octubre de 2019 con “alteración de actas, actas rellenadas, actas falsificadas, servidores ocultos que transmitían votos dentro del sistema, votos de personas fallecidas que aparecían como votantes”.

El MAS y organizaciones afines como el Grupo Puebla acusaron a Almagro de haber montado un falso fraude electoral en 2019 para derrocar al entonces presidente, Evo Morales, y han solicitado su renuncia al frente de la OEA.

Por su parte, el presidente electo indicó en una entrevista con Página 12 que “evidentemente, con el resultado tan aplastante (de este año) quedó claro que el año pasado también ganamos. El compañero Evo ganó en primera vuelta, de manera limpia”. 

Morales, desde su exilio en Argentina, manifestó que Almagro “debería renunciar a la OEA” porque “sus manos están manchadas de sangre de bolivianos. No tiene moral para dirigir los destinos de la OEA”.

El MAS ha anunciado que invitará a la toma de posesión, prevista para que se realice entre el 30 de octubre y el 14 de noviembre, a todos los mandatarios de la región y a los expresidentes de Bolivia, incluyendo a Morales.

El miércoles, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, expresó su deseo de acompañar a Morales a la toma de posesión de Arce. 

Desde Madrid, el magistrado español Baltasar Garzón, uno de los abogados de la defensa internacional de Morales, aseguró que el expresidente de Bolivia volverá a su país, «que es donde tiene que estar», según publican medios locales.

Tras las acusaciones de fraude electoral y un proceso penal que se inició en su contra en el que se le acusa incluso de terrorismo por la violencia generada tras la anulación de las elecciones, Morales se exilió a México primero y, en diciembre, a Buenos Aires, donde se encuentra en la actualidad.

Garzón plantea que nunca hubo una causa penal «real» contra Morales, como señalaría el hecho de que la Interpol «no haya dado trámite a la alerta roja de detención».

Garzón expresó que los nuevos presidentes y vicepresidentes de Bolivia deberán ejercer sus responsabilidades para que Morales pueda decidir “en libertad” si regresa a su país, “de donde nunca debió salir, y si lo hizo fue por las circunstancias claramente motivadas por un golpe de Estado cuyo objetivo era acabar políticamente con él y con su libertad”. ie

Bolivianos dan lección democrática y esperan ahora que los políticos estén a la altura

Por Iñaki Estívaliz

La Paz, 18 de octubre 2020.- Ni las largas filas, ni las esporádicas granizadas, ni el miedo a la violencia y al Covid-19 impidieron que los bolivianos acudieran hoy masiva y pacíficamente a las urnas para elegir a sus próximos presidente, vicepresidente, senadores y diputados para los próximos cinco años.

Cuando todavía el Organismo Electoral Plurinacional todavía no había comenzado a publicar resultados, algunos colegios electorales de La Paz y Santa Cruz confirmaban que la participación había superado en muchas mesas el 90 por ciento.

“Sí, a pesar de las condiciones de pandemia y de un cierto temor a la conflictividad social que arrastramos desde el año pasado, creo que la ciudadanía comprende que su participación en las urnas puede mostrar un camino democrático de solución de problemas”, expresa el sociólogo Juan Pablo Flores, investigador del no lucrativo Centro de Estudios y Ayuda al Desarrollo Local (CEADL).

La conflictividad social a la que se refiere el investigador social es la que se teme que se podría repetir este año como la que se produjo tras los comicios del año pasado, que fueron anulados por acusaciones de fraude por parte del entonces partido del gobierno, el Movimiento Al Socialismo (MAS).

La convulsión social acabó con 12 muertos y con el entonces presidente, Evo Morales, exiliado en México, hoy en Buenos Aires, y con la opositora Jeanine Añez, hasta entonces segunda vicepresidenta del Senado, como presidenta interina del Estado Plurinacional de Bolivia.

Tras una jornada electoral ejemplar, ahora los bolivianos esperan que los políticos estén a la altura.

Como apunta Flores, “esto debe estar acompañado por la lectura democrática que hagan los líderes de los partidos políticos  en pugna así como sus militantes”.

“Evidentemente, hasta ahora (el día) fue tranquilo con pequeños incidentes que ocurren en este tipo de elecciones como no encontrar las mesas o los recintos de votación, o que no están en las listas de sufragio y demás. Hasta ahora, hasta este momento fue una jornada tranquila”, explica el también coordinador de circunscripción de Observa Bolivia, novel iniciativa por la que se ha adiestrado y desplegado a 12.000 observadores ciudadanos en los colegios electorales de todo el país.

“Ahora esperemos que los líderes políticos tengan una lectura correcta de la participación ciudadana y estén a la altura de esta participación, que en términos generales lo hizo en paz. Ahora, en términos populares, la pelota está con los políticos y creo que todos estamos esperando con expectativa los resultados que nos arrojará esta participación”, indica el sociólogo.

La presidenta interina, líderes políticos, funcionarios electorales y personalidades han celebrado lo que se ha calificado como “una fiesta democrática tranquila”.

De los seis candidatos a la Presidencia, partía en tercera posición según las encuestas, Luis Fernando Camacho, de Creemos; en segunda Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana; y con mayores porcentajes de intención de voto, Luis Arce, del MAS.

Desde Buenos Aires, antes del cierre de colegios, Morales realizó varias apariciones, en redes sociales y en una conferencia de prensa, para animar a votar pacíficamente.

El Tribunal Supremo Electoral anunció este sábado que no utilizará hoy el método de conteo rápido DIREPRE (Difusión de Resultados Rápidos) que provocó la crisis democrática tras las elecciones del 20 de noviembre de 2019.

Cuando el DIREPRE dejó de funcionar el día de las elecciones del año pasado a las 8 de la noche, se acusó al gobierno de Morales de fraude electoral y se acabaron anulando loscomicios.

Más de 7 millones de bolivianos y bolivianas, de los 11 millones de habitantes de Bolivia, estaban hoy convocados para votar. ie

Bolivia: unas elecciones sin izquierda

por Iñaki Estívaliz

La Paz, 17 de octubre 2020.- La tranquilidad y aparente despreocupación eran la tónica general esta mañana de sábado previa a las elecciones del domingo en las calles de La Paz, a pesar de los discursos incendiarios de algunos políticos y los mensajes alarmistas de los medios de comunicación. 

Bolivianos y bolivianas con sus barbijos (mascarillas) paseaban por el céntrico paseo de El Prado mientras los conductores de movilidades (minibuses públicos) voceaban sus destinos en las esquinas. Las vendedoras callejeras de sándwich de Chola, salteñas y rellenos de papa ofrecían sus productos con normalidad, aunque con la imposición de cerrar a las tres de la tarde debido a la inminente cita electoral, por la que además se prohíbe la venta de alcohol.

Unos 7,3 millones de electores están habilitados para votar por 352 autoridades entre presidente, vicepresidente, senadores y diputados.

Las elecciones del domingo serán las primeras después de los frustrados comicios del 20 de octubre del año pasado en los que acusaciones de fraude contra el presidente Evo Morales y la subsiguiente convulsión social acabaron con el líder indígena exiliado en México, ahora en Argentina, y con la opositora Jeanine Añez, hasta entonces segunda vicepresidenta del Senado, como presidenta interina del Estado Plurinacional de Bolivia.

Aunque compiten seis candidatos, son tres los que tienen posibilidades de ganar según las encuestas: Luis Fernando Camacho (Creemos), Carlos Mesa (Comunidad Ciudadana) y Luis Arce (Movimiento Al Socialismo).

Los tres candidatos son opciones ideológicas de derecha, a pesar de las siglas del MAS, según algunos izquierdistas independientes que alegan que el Movimiento Al Socialismo de Evo Morales dejó de ser de izquierdas después de unos pocos años de llegar al poder en 2006.

En los 14 años que gobernó Morales, el PIB de Bolivia pasó de los 9.000 millones de dólares a los 40.000 millones, la pobreza extrema bajó del 38 % al 15 %, el desempleo disminuyó del 8,1% al 4,2%, y el salario mínimo aumentó de los 60 a los 310 dólares. 

Además, instituyó bonos sociales que llegan al 42 % de la población. El bono Juancito Pinto, implantado en 2006, busca reducir la deserción escolar y consiste en un pago de 200 bolivianos (29 dólares) a estudiantes del nivel primario hasta cuarto de secundaria. El bono Renta Dignidad, desde el 2008, es una pensión vitalicia para los mayores de 60 años.

También se presentan como principales logros de Morales la nacionalización de los hidrocarburos y la visibilización e integración de los indígenas en la sociedad boliviana.

Mientras tanto, líderes sociales ajenos a la disciplinas de partido denuncian que se han reducido los espacios cívicos y se han perjudicado derechos como a la libre participación o a la información libre. Del mismo modo plantean que las nacionalizaciones no han sido tales y de las reivindicaciones indígenas solo han sido escuchadas las de los aymaras de Morales.

“Yo soy masista (del MAS), pero lo que no soy es evista (de Evo Morales), yo me reclamo masista de los que hemos estado desde el principio”, defiende Juan Carlos Balderas, director del no lucrativo Centro de Estudios de Ayuda al Desarrollo Local (CEADL), que asegura que en 2009 el MAS dejó de ser de izquierdas. “Yo no encuentro diferencias ahorita entre la derecha y el MAS. Desde mi punto de vista, en estas elecciones no hay izquierda”, insiste.

El show de las nacionalizaciones

Le planteo que con Morales se produjo una redistribución de la riqueza y me señala: “ustedes vienen con esa imagen idealizada que se tiene de Evo Morales”, pero en lo que realmente ha sido bueno es en las relaciones públicas en el exterior.

El también presidente del Capítulo Boliviano de la organización Derechos Humanos Desarrollo y Democracia explica que conoció a Morales en 1997 cuando lo asistió en la organización de campeonatos de fútbol entre los más desfavorecidos, cuando todavía Evo era un “líder de la izquierda”. 

Balderas expone que la Asamblea Constituyente de 2007 se suponía que iba a ser refundadora del país, pero que se quedó en una mera eliminación de la República heredera de Sánchez Lozada, “uno de los íconos del neoliberalismo latinoamericano”. Ya entonces, “los elementos más radicales de la derecha” empezaron a copar puestos clave dentro del MAS.

Los objetivos principales de la Asamblea “no se han satisfecho nunca, por ejemplo, el caso de la nacionalización real de los recursos naturales”.

Balderas considera que se hizo “todo un show de la nacionalización” de los hidrocarburos que incluyó la presencia militar en los campos de extracción, pero que en realidad lo que se produjo fue “una migración contractual”. Las mismas transnacionales siguieron explotando los recursos pero en lugar de pagar a Bolivia un 50 % de pago impositivo se pasó a un 80 %, con lo que se aumentaron los recaudos, pero entonces las corporaciones internacionales comienzan a exigir el reconocimiento de bonos de producción por gastos de operación “que tienen que ser devueltos con una remuneración concreta y cuando te das cuenta lo que está sucediendo es que estamos más jodidos que antes”.

Por otro lado, se le concede la explotación del litio a una empresa alemana por 70 años, apunta Quebracho, histórico líder comunitario y miembro del Frente Patriótico Revolucionario y del Partido Socialista 1, que no concurren a las elecciones. 

“No hay tal cosa como la estatalización de los recursos”, insiste Balderas. 

El desconocimiento de los pueblos indígenas no aymaras

Según el director del CEADL, Morales “desconoció a los pueblos indígenas, particularmente los indígenas de las tierras bajas, porque en realidad la hegemonía política que pretendía construir Evo es una ideología basada en un aymaracentrismo y en este país no todos somos aymara, habemos quechua, guaraníes, lekos. Es una diversidad muy fuerte de identidades indígenas desconocidas por el aparato del estado que es el gobierno”.

“Somos 36 identidades indígenas, no solo aymaras”, participa Quebracho.

“Pero el Estado reconoce 37 lenguas oficiales, incluyendo al español”, cuestiono.

Balderas recuerda entonces que Evo quiso construir una carretera que pudiera unir el estado de Rondonia en Brasil con Bolivia, enlazando el departamento del Beni con Cochabamba y Cochabamba con Chile hacia una salida al Pacífico. La carretera partía por el centro una importante reserva hidrológica en terrenos de los nativos de “tierras bajas en un proceso brutal de negación de los derechos indígenas reconocidos por Naciones Unidas”.

Los indígenas de las tierras bajas, no aymaras, llegaron en marcha hasta La Paz para sufrir “una represión brutal” ordenada por Morales, “supuestamente representante de las naciones indígenas”.

En otra marcha a La Paz de personas discapacitadas reclamando su derecho “a vivir con dignidad”, también sufrieron “la represión más brutal”.

“Esto desvirtúa el sentimiento con el que llegas a Bolivia. Todo ese ensueño de ver un país que avanza por las vías de la solidaridad, la complementariedad de culturas, no existe, no existe. Lo que sí ha hecho muy bien Evo es tener un aparato comunicacional internacional de primer nivel que ha logrado una opinión pública mundial a su favor”, me espeta Balderas.

Quebracho y Balderas forman parte del Grito de los Excluídos, ligados a los foros de Sao Paulo y México, y reclaman “una discusión sobre política pero basada en la ética. La política sin ética no se entiende”.

Desde el CEADL, Balderas es uno de los responsables de una iniciativa por la que se ha adiestrado a 12,000 bolivianos, principalmente menores de 25 años, para que supervisar mañana las elecciones de manera independiente aunque autorizados por el Tribunal Electoral.

Este es un intento de “despertar a la ciudadanía para que pueda reconstruir sus capacidades y podamos ampliar lo que es la participación ciudadana” en un intento “para que este país no termine de irse al diablo”. ie

Atípicas elecciones en Bolivia contarán con supervisión ciudadana

Iñaki Estívaliz

La Paz, 16 de octubre 2020.- Bolivianos y bolivianas acudirán este domingo a las mesas electorales con miedo a la violencia, al Covid-19 y a la depresión económica, pero por primera vez en la historia del país andino contarán con un contingente de ciudadanos no adscritos a los partidos ni al gobierno que supervisarán a pie de urna los comicios.

Unos 7,3 millones de electores están habilitados para votar a 352 autoridades entre presidente, vicepresidente, senadores y diputados.

El director de la organización sin fines de lucro Centro de Estudios y Apoyo al Desarrollo Local (CEADL), Juan Carlos Balderas, uno de los responsables de la novedosa iniciativa ciudadana, explica que las elecciones en Bolivia siempre han contado con observadores internacionales, pero que esta será la primera vez que los comicios también serán supervisados por ciudadanos locales.  

“Por primera vez en el país se está dando un proceso de observancia electoral de la sociedad civil reconocida por el Estado”, explica Balderas en su oficina de La Paz, ciudad para la que se han capacitado 394 supervisores.

La iniciativa, que contará en todo el país con 12,000 observadores ciudadanos, ha sido impulsada por la Unión Europea, la Red OBSERVA Bolivia Tu Opinión Cuenta (que engloba a 16 organizaciones como el CEADL) y la Fundación IDEA Internacional.

Los supervisores u observadores ciudadanos han sido adiestrados “en lo que significa la ciudadanía plena y el ejercicio pleno de los derechos ciudadanos, en qué significa ser jurado electoral, qué papeles cumple el presidente, el secretario de mesa”, qué es el Tribunal Electoral y qué son las Cortes Departamentales, “o sea, toda la arquitectura estatal que está destinada a este asunto”, indica Balderas.

De este modo, según Balderas, la sociedad civil boliviana toma una participación directa y concreta en el control y la supervisión de las elecciones “pero desde una perspectiva mucho más cualitativa”.

Las elecciones del domingo serán las primeras después de los frustrados comicios del 20 de octubre del año pasado en los que acusaciones de fraude contra el presidente Evo Morales y la subsiguiente convulsión social acabaron con el líder indígena exiliado en México, actualmente en Argentina, y con la opositora Jeanine Añez, hasta entonces segunda vicepresidenta del Senado, como presidenta interina del Estado Plurinacional de Bolivia.

En las elecciones del domingo habrá al menos dos supervisores ciudadanos en cada mesa electoral y se habilitará un centro de llamadas y una aplicación digital para que los observadores puedan presentar informes cada tres horas o siempre que suceda algún problema de envergadura, como que se les niegue realizar su cometido.

Balderas cuenta que no les costó tanto conseguir y capacitar a los supervisores, incluso para los lugares más remotos del país, como lograr “una relación orgánica y articulada con el Estado”, que finalmente autorizó la iniciativa a través del Tribunal Electoral y las Cortes Departamentales, ya que “no hay ninguna relación con el Gobierno como tal, pero sí hay una relación con el Estado”.

Tras las elecciones, se entregará un informe al Tribunal Electoral y a las Cortes Departamentales.

Los comicios del domingo van a estar marcados por varios factores atípicos.

“Estamos atravesando un momento electoralmente muy difícil en el país”, lamenta Balderas, quien indica que el primero de estos factores es el precedente electoral del año pasado cuando se anularon los comicios por el “elemento fraudulento más concreto” de que a las ocho de la noche se detuvo “el sistema de conteo porque cada vez era menor la distancia entre el primer y el segundo candidato, lo que forzaba una segunda vuelta que para el partido de gobierno hubiera sido muy difícil de remontar”.

Otro elemento clave que va a afectar las elecciones del domingo “tiene que ver con la violencia que se generó en el país después de que se anulan las elecciones y que hay un desborde de violencia muy fuerte muy sostenido” que se saldó con “12 personas asesinadas.

Un tercer factor importante que va a influir es el Covid-19. Con 11 millones y medio de habitantes, hasta el momento se han registrado en Bolivia 139,000 casos y 8,407 muertes.

“La crisis sanitaria que ha generado el Covid, que ha generado mucho miedo en el contexto de un país depauperado económicamente, con muy poca infraestructura sanitaria como para responder a los retos que trae el virus y una cantidad de muertes significativas para un país como este, que somos muy pocos, y fundamentalmente la sensación de miedo que se ha transmitido a la población a través de los mensajes cotidianos: no te acerques tanto que te vas a contagiar, que el contagio te lleva a la muerte irremediablemente”, relata Balderas.

“Hay toda una sicología de miedo que antecede a esta elección. Estos precedentes de violencia y miedo a la enfermedad le da una característica particular a esta elección”, añade.

Además, la sociedad sabe que gane quien gane no va a evitar una profunda crisis económicas.

También está el miedo, según Balderas, de que si el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales, representado en la candidatura de Luis Arce, resulta perdedor, sus seguidores “van a volver a violentar el país”.

Pero Balderas es optimista. Considera que la iniciativa de observadores ciudadanos es una forma de ampliar los espacios ciudadanos que habían sido restringidos y celebra que un 70 por ciento de los observadores son menores de 25 años.

“Se ha hecho un esfuerzo a nivel nacional realmente importante para que esta gente (observadores) no solo comprenda lo que es la democracia, la ciudadanía, el valor del voto, y todo lo que pueda significar el derecho ciudadano de supervisar estas elecciones, si no la posibilidad de la restructuración de un sueño diferente con relación a la visión de país que necesitamos”, sostiene Balderas. ie

Gane quien gane las elecciones en Bolivia, las mujeres pierden

Gane quien gane las elecciones en Bolivia, las mujeres pierden

Por Iñaki Estívaliz

Corresponsal de Wilana/Qhana (En Rojo/Claridad)

La Paz, 15 de octubre de 2020.- Gane quien gane las elecciones de este domingo en Bolivia, o en la segunda vuelta en diciembre, a los comicios les seguirá una profunda crisis económica de la cual las más perjudicadas serán las bolivianas, asegura la psicóloga, comunicadora, activista LGBT y por los derechos de las mujeres María Galindo.

Unos 7,3 millones de electores están habilitados para votar el 18 de octubre a 352 autoridades entre presidente, vicepresidente, senadores y diputados.

“Creo que Bolivia está yendo a unas elecciones donde la política, o el derecho a hacer política, está privatizado. Los bolivianos y las bolivianas tenemos derecho a elegir, pero no tenemos derecho a ser elegidos ni a ser elegidas”, manifiesta Galindo en una breve entrevista en el centro comunitario feminista La Virgen de los Deseos, del colectivo Mujeres Creando. 

Para Galindo, autora de libros como “Feminismo Urgente. ¡A despatriarcar!” y “No hay libertad política si no hay libertad sexual”, en Bolivia “no existe una democracia. Lo que va a haber el domingo es un escenario que responde a un acto de marketing electoral, que eso no es un acto democrático”. 

Las elecciones del domingo serán las primeras después de los frustrados comicios del 20 de octubre del año pasado en los que acusaciones de fraude contra el presidente Evo Morales y la subsiguiente convulsión social acabaron con el líder indígena exiliado en México y con la opositora Jeanine Añez, hasta entonces segunda vicepresidenta del Senado, como presidenta interina del Estado Plurinacional de Bolivia.

Galindo, que no se casa con nadie, ni con el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales ni con ninguno de los grupos opositores, asegura que el gobierno de Añez ha sido el peor de la historia de Bolivia mientras se desayuna al periodista y profesor Roberto Brockmann, autor de “21 días de resistencia. Caída de Evo Morales”.

La sociedad boliviana se encuentra dividida entre los que piensan que la salida de Morales se debió a un golpe de estado, los miembros y simpatizantes del MAS, principalmente, y los que consideran que se trató de un proceso de renovación democrática legítimo.

Brockmann es de los que piensan que no hubo golpe de estado. En el programa radial Barricada, que Galindo dirige y conduce por Radio Deseo y que se transmite en video también por internet, la orgullosa lesbiana reventó esta mañana con su estilo directo e inmisericorde la narrativa “colonialista” de Brockmann, autor muy respetado en otros ambientes como el de la clase media blanca boliviana.

Sin pelos en la lengua y rabiosamente independiente, Galindo diseccionó las contradicciones, maniqueismos y ausencias imperdonables que a su parecer contiene el libro en la cara del autor, que trató de contestar cada embestida de la activista con toda la dignidad que pudo, con poca suerte la mayoría de las veces.

Vea la entrevista desayuno de María Galindo a Robert Brockmann siguiendo este enlace

“Bolivia está sumida en una crisis económica de corrupción y una crisis política muy profunda y se van a dar luchas muy importantes en los próximos meses”, me dijo después de acabar con Brockmann.

Galindo, quien en su libro “No hay libertad política si no hay libertad sexual” se describe como “escritora, grafitera, radialista, cocinera, cineasta, maricona pública y agitadora callejera”, ha popularizado eslóganes pintados en las paredes de La Paz y Buenos Aires como “Ninguna mujer nace para puta”, que además es el título de otro de sus libros.   

Su más reciente intervención callejera la realizó esta semana, el 12 de octubre. Con el eslogan “Nuestros sueños no caben en sus urnas”, un grupo de mujeres indígenas, principalmente, vistieron en La Paz la estatua de la reina Isabel la Católica de cholita, con su sombrero bombín, su pollera y su aguayo (pañuelo manta) y rebautizaron a la monarca como la Chola Globalizada.

Vea el programa de María Galindo sobre la intervención siguiendo este enlace

Sobre si la abrupta salida de Evo Morales del país se debió a un golpe de estado o a un proceso democrático, Galindo asegura que el proceso no tuvo nada de democrático y que hubo golpe, pero que tiene su propia “tesis abierta” sobre una narrativa que todavía está “en disputa”.

“Ha habido un golpe de estado pero han habido otro tipo de fenómenos más. El Movimiento al Socialismo no es la víctima de este proceso, el Movimiento al Socialismo es corresponsable de este proceso”, insiste con su voz tan áspera como lúcida e independiente.

Para las elecciones del domingo quedan en la competencia por la presidencia seis candidatos, pero solo tres cuentan con el suficiente respaldo, según las encuestas, para ganar: Luis Fernando Camacho (Creemos), Luis Arce (MAS) y Carlos Mesa (Comunidad Ciudadana).

Salga quien salga, según Galindo, la mujer boliviana va a perder.

“No importa, cualquier gobierno que suba es un gobierno que es producto de un proceso de secuestro y de privatización de la política. No es que este -el que gane- va a funcionar para las mujeres. Yo de todas maneras estoy convencida de que vamos a ir a una crisis económica que se va a descargar con mayor crueldad en las espaldas de las mujeres independientemente de quien gane porque es lo que ha sucedido siempre”, lamenta la multifacética comunicadora y activista.

“La pandemia se ha descargado en las espaldas de las mujeres. La contención emocional, la contención económica, todo se ha descargado en las espaldas de las mujeres y estoy convencida que así va a ser”. ie 

FUMANDO EN ISLANDIA bajo un cielo verde marihuana

Uno de los porros que más he disfrutado en toda mi vida fue el que me regaló en el interior de un glaciar del sudeste islandés una catalana de dieciocho años, estudiante de Filosofía y Letras que trabajaba en un sex shop en Barcelona. Era el día de mi cumpleaños y aquella noche, cuando me lo fumé, las auroras boreales tiñeron de verde el cielo islandés, como un campo de marihuana entre las estrellas.

Había llegado al círculo polar ártico dos meses antes y no había fumado cannabis desde aquella primera noche de juerga fantástica en Reikiavik. Estaba allí para realizar una investigación periodística sobre cómo los islandeses habían salido de la crisis económica destituyendo al primer ministro y poniendo entre rejas a un puñado de banqueros cabrones, valga la redundancia. Para financiarme la expedición como periodista independiente me tocó trabajar de camarero durante cuatro meses en el restaurante del remoto hotel Hali, en la falda del glaciar Vatnajökull, el más grande de Europa.

Recibimiento solidario en el exilio cannábico

En la capital islandesa me recibieron Fernando, de Sevilla, y Daud, granadino, amigos de otro sevillano, el Pepe, que yo había conocido en Venezuela cuando fui a cubrir el funeral del presidente Hugo Chávez y las posteriores elecciones. La complicidad y camaradería, me atrevería a decir que la hermandad con la que me recibieron también Javier y Carlos, otros hermosos “malafollá” de Granada, me eriza la piel del sentimiento cada vez que los recuerdo.

Nevaba aquella noche mientras comíamos lentejas con chorizo en un apartamento de la capital islandesa antes de comenzar a ingerir unos hongos sicoactivos que los andaluces habían recolectado unos días antes de que las primeras nieves del invierno lo cubrieran todo. También nos fumamos unos porros de marihuana, pero como si nada: esa nefasta manía que tenemos los españoles, en España y en el resto del mundo, de ligar la yerba con tabaco, a menudo le quita toda la potencia y gran parte de su gracia al preciado oro verde. Pero cuando uno está en Islandia, he de reconocer que no hace falta estar entonado para fliparlo.

La forma más habitual de pillar en Islandia es llamando por teléfono al proveedor. No es usual comprar directamente en la calle si antes no has quedado. Pero no es demasiado difícil encontrar el número de un camello preguntando en el mercado callejero o incluso anunciado en papeles pegados en algún muro. Le compramos a un cubano, no tuve ocasión de preguntarle su historia, al precio habitual, tres mil coronas (unos veinticuatro euros) el gramo, Me cuentan que el consumo de marihuana está bastante generalizado entre la juventud y que se fuma sin mucha paranoia con la autoridad.

De marcha en Reikiavik

Aquella mi primera noche en “la isla de hielo y fuego”, como se conoce a Islandia porque el grajo vuela bajo y hay muchos volcanes, Björk celebraba su cumpleaños con una gran fiesta a la que no nos invitaron, pero casi que no nos importó. Fuimos a comprar cerveza –recomiendo la Viking– y, cuando nos bajamos del coche, Daud lo dejó abierto, encendido y con las llaves puestas. Ante mi sorpresa, me explicó que con el frío, si lo apagábamos, nos arriesgábamos a que no prendiera luego, y que de todas formas nadie lo iba a robar. No es solo que el coche estuviera hecho una porquería y que no lo iba a querer nadie, como era el caso. Es que en Islandia, y supongo que en los demás países nórdicos, no hay delincuencia como la que conocemos en las Tres Mil Viviendas y otras partes del planeta.

Luego me llevaron a una piscina pública. Para los islandeses, ir a la piscina es como ir a tomar un café en España. La piscina es su principal lugar de encuentro y socialización. En las piscinas públicas no se puede fumar, pero –repito– se flipa igual. A unos cuantos grados bajo cero tú estás en bañador. Te cae la nieve en la cabeza. Pero estás superagustico con el agua calentita acondicionada con la energía que generan los volcanes. Eso sí, antes hay que ducharse concienzudamente en los vestuarios entre un montón de impudorosos vikingos desnudos de todas las edades. Supongo que a todo se acostumbra uno.

Después de la piscina, Daud, Fernando, Javier y Carlos me llevaron de marcha a la calle Laugavegur y acabamos, no podía ser de otra manera, en el bar Lebowski. Lo que sucedió allí da para otra crónica. Solo contaré ahora que allí ganamos cuatro veces en la ruleta tantas cervezas que las acabamos regalando a los vikingos que pasaban por allí, y que, lamentablemente, terminé regando con un vómito oceánico la entrada de la casa de Javier y Carlos.

Al día siguiente tomé un autobús a Hali, en el sudeste de la isla.

Las auroras boreales, normalmente, defraudan a simple vista. Lo que se ve a ojo desnudo es un resplandor blanquecino, grisáceo. Hay que configurar la cámara fotográfica para que recoja los colores.

Un lugar remoto en la remota Islandia

Hali es el lugar habitado de todo el mundo donde mejor se ven, y más probabilidades hay de observar, las auroras boreales. Lo de habitado es un término bastante generoso para aquel lugar remoto, porque allí viven solo dos familias de antiguos granjeros, los empleados de los dos hoteles que abrieron las dos familias cuando en los setenta llegó la carretera, y, temporalmente, los turistas que llegan hasta allí para ver las auroras, las impresionantes cuevas de hielo del glaciar Vatnajökull y el sobrecogedor espectáculo de los icebergs flotando en la laguna de Jökulsárlón o varados en las playas aledañas de arena negra volcánica.

Antes de que construyeran la carretera que circunvala toda la isla hace poco más de cuarenta años, se tardaba varios meses en llegar desde Hali a la capital, trayecto que actualmente se recorre en unas horas, pues había que hacer tramos en barco, escalar montañas y lenguas de glaciares, y cruzar innumerables ríos y meandros sin puentes.

La única carretera nacional de Islandia actualmente tampoco es que sea gran cosa. Algunos tramos todavía permanecen cerrados durante el invierno. Muchos kilómetros son de gravilla y casi todo el recorrido es de un carril en cada dirección, a menudo, sin arcén. A cada poco hay puentes con un solo carril para ambos sentidos, por lo que hay que asegurarse antes de comenzar a cruzarlos que otro vehículo no los haya abordado en el otro extremo. Todos los inviernos, varios turistas caen a las aguas heladas.

En Hali me pasaba el tiempo sirviendo salmón ártico y cordero islandés, principalmente a grupos de asiáticos. Conocí mucha gente que llegaba hasta allí después de gastarse sus ahorros o darse el capricho de llegar hasta allí para ver las auroras boreales infructuosamente. Muchos regresaban a sus casas sin ver auroras porque les tocaron días nublados o sin la actividad solar necesaria para que se creen las auroras. Pero yo estuve allí cuatro meses trabajando de camarero y no fueron pocas las noches que al salir del trabajo el cielo explotaba en colores.

Las auroras boreales, normalmente, defraudan a simple vista. Lo que se ve a ojo desnudo es un resplandor blanquecino, grisáceo. Hay que configurar la cámara fotográfica para que recoja los colores. Pero cuando uno vive allí todo el invierno tiene la oportunidad, aunque en raras ocasiones, de apreciar sin tecnologías el verde, el amarillo, el violeta de las luces del norte más espectaculares.

Yo he visto bailar tres anacondas fluorescentes sobre mi cabeza que me acompañaron a casa una noche al salir del trabajo. Yo en Hali me he sentido como un replicante Nexus 6 viendo arder naves más allá de Orión.

Una calle de Hali
Icebergs de distintos tamaños
Icebergs de distintos tamaños desprendidos del glaciar Vatnajökull y varados en una playa de gravilla volcánica en la desembocadura de la laguna de Jökulsárlón.
Aurora boreal
Las auroras boreales y la impresionante geografía islandesa han convertido al turismo los últimos años en una de las principales fuentes de divisas para Islandia.
Hali, una antigua granja.
Hali es una antigua granja convertida ahora, con dos hoteles rurales, en destino para turistas y fotógrafos.

El Comandante Chocolate en la isla que se eleva

Uno de los personajes más interesantes que conocí en Hali fue el veterano fotoperiodista de guerra estadounidense Michael Kienitz. Lo primero que le serví al gringo, sexagenario con cara de niño y un algo de Indiana Jones, fue un chocolate caliente. Su permanente sonrisa amable y sus bromas inocentes me cautivaron al instante. Conectamos y el Comandante Chocolate me contó mil batallas de sus coberturas de los conflictos bélicos que por más de dos décadas cubrió por todo el mundo. Se ganó el rango y el apodo porque mientras caían bombas a su alrededor y sus colegas periodistas se emborrachaban, él lo que bebía era chocolate.

Una de las historias más divertidas que me contó fue la de aquella vez en el Líbano que, tras una serie de circunstancias rocambolescas, perdido entre dos frentes de batalla, acabó conociendo a unos señores de la guerra que lo llevaron a fotografiar la mayor plantación de marihuana jamás concebida por el hombre hasta la fecha. Por aquellas fotos consiguió ser portada de la revista High Times, que es casi como la Cáñamo, pero gringa y aburrida. Lo más divertido vino después.

Aquella noche experimentamos en Hali la mayor actividad boreal de la temporada. Encendí aquel porro mirando las montañas y el cielo se iluminó de verde marihuana. 

Un documentalista actualmente famoso como director de cine de ficción, cuyo nombre no me quiso decir porque sabía que yo lo iba a contar, lo contactó porque quería que le presentara a los señores de la guerra libaneses para entrevistarlos y filmar en la plantación. Kienitz viajó a Ámsterdam para conocer al director y al equipo, ya reunido y preparado para viajar al Líbano. Después de varios días de reuniones, Kienitz decidió desvincularse del proyecto porque le dio mala espina que el jefe del proyecto se pasara el día esnifando cocaína. El Comandante Chocolate se parte de la risa contando que al final todo el equipo fue secuestrado por los señores de la guerra. Nunca llegaron a realizar el documental de la mayor plantación de marihuana concebida por el ser humano.

Kienitz se cansó de las guerras y se dedicó a documentar proyectos de organizaciones solidarias dedicadas a la protección de la infancia en Centro y Sudamérica. Ha publicado en las más prestigiosas revistas y periódicos de todo el mundo y ha recibido premios de importantes instituciones. Ahora se dedica a dar clases de fotografía con drones en una universidad estadounidense y viaja cada año a Islandia con su dron para documentar el cambio climático en los glaciares. Uno de estos efectos más sorprendentes es que, cada año, Islandia se eleva unos centímetros por el peso liberado al derretirse los ventisqueros.

El regalo más inesperado

El día de mi cumpleaños, despechado, no invité a Björk. Estaba libre en el restaurante, pero me pidieron que fuera a ayudar a los hijos de los dueños, que tienen una empresa dedicada a llevar a los turistas a las cuevas que se forman en los glaciares que se derriten por el cambio climático. La nieve había cerrado los pasadizos de acceso a las cuevas, así que nos llevaron a palear. Me pasé el día paleando nieve para abrir un camino en el interior de una cueva del glaciar Vatnajökull. Aprendí a ignorar mi claustrofobia.

A última hora, apareció de la nada una mujer menuda como un elfo. Pensé que a un turista que estaba leyendo El Señor de los Anillos se le había caído del libro. La boca de la cueva está a tres kilómetros salvajes de hielo y nieve de distancia de la carretera. La misma de la que hablábamos antes. La única que hay. El Comandante Chocolate me había contado que esa lengua del glaciar que ahora está a tres kilómetros hacia el interior, hace veinte años se adentraba en el mar trescientos metros.

En cuanto la elfa abrió la boca hablando inglés supe que era española:

–Tía, ¿pero cómo carajo has llegado hasta aquí tú sola, loca?, le pregunté en el idioma de Cervantes.

–Joder, tío, pues preguntando, dijo la muy golfa, quiero decir, la elfa.

Los chinos pagan fortunas para llegar a esa cueva a la que Catalina, a sus dieciocho años, había llegado solita. Me contó que se pagaba sus estudios de Filosofía en Barcelona trabajando en un sex shop, creo recordar que de la calle Tallers o en las Ramblas. En Reikiavik alquiló un coche. Cuando dijo Reikiavik, yo pensé en el cubano.

–¿Pillaste?, le espeté.

–Sí, tío, pero lo dejé todo en el hotel allí, solo tengo aquí un poco, como para un porro. ¿Quieres que lo líe?

–Joder, tía, ojalá, pero aquí mejor no. Estoy trabajando. Ese es mi jefe. Pero, coño, gracias anyway. Hace dos meses que no fumo.

Ella esperaba a que acabáramos la jornada para que la acercáramos donde había dejado su coche alquilado, como a dos kilómetros de la cueva.

Nos subimos todos al mastodóntico vehículo todoterreno islandés. No habíamos fumado, pero nos reímos con cojones hasta que llegamos a donde Catalina había dejado su coche alquilado. No recuerdo qué coche era, pero era pequeño. Cada rueda del todoterreno islandés era más grande que aquel coche.

Al despedirnos, Catalina me cogió la mano y me dijo, toma, disfrútalo. Casi lloro al sentir entre mis dedos aquella moña de marihuana.

Aquella noche experimentamos en Hali la mayor actividad boreal de la temporada. Encendí aquel porro mirando las montañas de Hali, y en aquel momento el cielo se iluminó de verde marihuana. Soy andaluz, pero en este caso no exagero. Aquí está la foto. Nunca volví a saber de Catalina. Ni siquiera estoy seguro de que se llame Catalina.

Fotos: Kasars Dzenis

https://canamo.net/cultura/viajes/fumando-en-islandia-bajo-un-cielo-verde-marihuana

El comandante Chocolate en la isla que se eleva porque los glaciares se derriten

sábado, 27 de febrero de 2016


6. El comandante Chocolate en la isla que se eleva porque los glaciares se derriten
Por Iñaki Estívaliz
Fotos: Michael Kienitz
Una agresiva tormenta azota Hali, en la falda del glaciar Vatnajökull en el remoto y hasta hace poco aislado sureste islandés, y un espeso manto de nieve cubre por completo el museo restaurante Þórbergur.
El veterano fotoperiodista de guerra estadounidense Michael Kienitz se sacude la nieve al entrar, saluda a todo el mundo, gasta bromas sobre el mal tiempo y se pide una taza de chocolate caliente.
Un parroquiano le dice al gringo que hace unos años el clima en Hali era mucho peor, que había tormentas todo el invierno y hacía siempre mucho más frío. “En ningún otro lugar del mundo el cambio climático es tan obvio como aquí”, añade el islandés.
El comandante Chocolate, que tiene cara de niño travieso y un algo de Indiana Jones, se ganó rango y apodo en conflictos de medio mundo. Con el sonido de los disparos y las bombas retumbando en su cabeza en Afganistán, El Líbano, Paquistán, Honduras, El Salvador o Guatemala, Kienitz se relajaba bebiendo una buena taza de chocolate caliente. También ha sido testigo de lo peor y lo mejor del ser humano en países como Belize, Nicaragua, Irlanda o Taiwan, entre otros. Ha ganado una interminable lista de premios internacionales de periodismo y publicado sus fotografías en medio centenar de prestigiosos periódicos como el New York Times y el Washington Post o revistas como Newsweek y Life.
Nunca pierde la sonrisa y, como a todo periodista, le gusta contar sus batallitas. Se parte de la risa recordando aquella vez en El Líbano cuando unos señores de la guerra le propusieron que fotografiara la mayor plantación de marihuana jamás concebida por el hombre. Las fotos del mar de cannabis para la producción de hachís fueron portada de la prestigiosa revista marihuanera High Times. Un productor de documentales contactó al comandante Chocolate para que lo llevara a la plantación. El documentalista y Kienitz se encontraron en Amsterdan para preparar el viaje a la plantación libanesa. Pero al comandante Chocolate le dio mala espina que el productor se pasara el día esnifando cocaína, así que se desvinculó del proyecto. El equipo de filmación, sin Kienitz, acabaría siendo secuestrado por los señores de la guerra y nunca se realizó el documental. 
Comenzó trabajando para Andy Warhol en Nueva York, donde fue el fotógrafo oficial del legendario hotel Waldorf Astoria, pero lo dejó porque, recuerda, era un trabajo sin sustancia.
Se interesó por los conflictos cuando estaba en la universidad en su ciudad, Madison, en Wisconsin (EEUU), estudiando filosofía política mientras se convocaban multitudinarias protestas contra la guerra de Vietnam. Pero los medios de comunicación no contaban lo que realmente estaba pasando, así que decidió dedicar su vida a mostrar con fotos la realidad de las guerras.
Se le reconoce que es capaz de captar en una sola imagen las profundas complejidades de los conflictos y defiende que para lograrlo hay que vivir con la gente, tener una relación cercana, íntima, con las personas a las que se fotografía.
Cuando fue a Nicaragua por primera vez, una lluvia de bombas caía sobre Managua y aprendió que en el peor de los escenarios la gente intenta siempre vivir una existencia «más o menos» normal. Esa «dinámica increíble» de la gente tratando de vivir con normalidad en medio del caos acabó siendo el tema central de su trabajo, fundamentalmente enfocado en los niños y las personas mayores, porque “sencillamente son los que más sufren” y lo que dicen o transmiten “es transparente”.
En su libro “Small arms. Children of conflict”, trató de reflejar “la energía y las esperanzas de los niños a pesar de los problemas y el horror alrededor, cómo los niños sobreviven a la violencia” en escenarios de guerra.
Llegó un momento en el que el comandante Chocolate se dio cuenta al cubrir conflictos bélicos de que “nada cambiaba, todo estaba peor”, por lo que dejó las guerras y se dedicó a documentar proyectos de organizaciones no gubernamentales en países en desarrollo que conceden microcréditos a mujeres o incentivan para cambiar las plantaciones de coca por cultivos de café en Perú, pone como ejemplos.
A sus 65 años, ahora se dedica a dar clases de fotografía con drones en la Universidad de Wisconsin y a dejar constancia del cambio climático en Islandia tomando vídeos y fotos de los glaciares con su dron.
En 2012, acompañó a su mujer, cirujana, a un congreso en Reikiavik y quedó maravillado con “la dinámica de los icebergs en la costa” y la belleza del país, que ha experimentado en los últimos años un crecimiento exponencial del turismo y se ha convertido en la meca de los amantes de la fotografía. Desde aquella primera visita, el comandante Chocolate regresa periódicamente, becado por cuatro instituciones no lucrativas, para documentar el cambio climático.
Una angosta carretera, a menudo de gravilla y con un solo carril en cada sentido, circunvala toda la isla. Desde esa única carretera, en un rato se pueden ver glaciales cercanos, ballenas en el mar, focas en las playas, caballos islandeses a ambos lados, cisnes en lagos helados, zorros árticos y renos sobre la nieve, y una variada gama de aves volando. El paisaje geográfico, como de otro planeta, cambia drásticamente cada pocos kilómetros. En Islandia se puede pensar en poco tiempo que se está viajando por el Himalaya, por la Luna o hasta en Marte. Por la noche, si el cielo está despejado, no hay otro lugar poblado en el planeta donde se pueda observar tan cláramente a simple vista la nebulosa de la Vía Láctea. El alucinante espectáculo de las auroras boreales en Hali no tiene parangón.
Pero el comandante Chocolate no pierde el tiempo ni el sueño con las auroras. Le gusta dedicarse a “cosas que importan”, a la política de los problemas que amenazan a los seres humanos, pero sin hacer política. 
“Me pagan, y me pagan muy bien, por documentar el drama del efecto del cambio climático en los glaciares. La belleza de los glaciares es algo increíble, pero esa belleza se está esfumando”, expresa Kienitz.
“La reducción de la cantidad de hielo se nota incluso en poco tiempo. Algunas lenguas de glaciales retroceden entre 200 y 300 metros cada año”, añade.
En 1975, una de las lenguas del Vatnajökull se adentraba en el mar 200 metros. Ahora ha retrocedido más de 3 kilómetros tierra adentro.
Y conforme los glaciares se derriten, la tierra de Islandia se levanta, emerge. Según un estudio de la Universidad de Arizona, la corteza terrestre islandesa en algunas zonas del centro y el sur de la isla se están elevando unos 35 milímetros al año, lo que aunque parezca poco, es una barbaridad en términos geológicos. La investigación confirma que esta elevación acelerada de la corteza terrestre de Islandia se debe al rápido deshielo de los glaciales del país coincidiendo con el calentamiento global. El deshielo está liberando de peso a la tierra, que sube en consecuencia. La investigación, que confirmó que “las rocas se mueven”, se realizó utilizando una serie de receptores de posicionamiento global (GPS).
Los geólogos vaticinan, entre otras consecuencias negativas, que este movimiento de la corteza terrestre multiplicará la actividad volcánica en la isla.
“No tengo esperanza, yo lo estoy documentando antes de que se derritan del todo”, lamenta el comandante Chocolate, quien agrega: “antes estaba todo el día metido en guerras, ahora me gusta estar en soledad y en silencio”. ie

Elfos

sábado, 20 de febrero de 2016

5. Elfos (por Iñaki Estívaliz)
Mi jefa en Hali, remoto lugar que hasta hace pocos años estuvo completamente aislado del resto del mundo, se troncha de la risa cada vez que extravía cualquier cosa y siempre dice que es cosa de elfos. La ingenua islandesa no se ha dado cuenta de que desde que explotó el turismo en la región, ahora sería más realista acusar a los golfos que a los elfos. 
Hay encuestas que dicen que la mitad de los islandeses cree abiertamente en los elfos y que la otra mitad elude contestar con rotundidad para no parecer irracionales si dicen que sí, o molestar a “los que se ocultan” y convertirse en víctimas de sus jugarretas sin dicen que no. Pero los resultados de las encuestas varían.
La agencia estatal de caminos de Islandia cuenta con expertos en elfos que se aseguran de que el trazado de puentes y carreteras no irrumpa en terrenos élficos. Si alguien manifiesta que por donde pasará una vía hay presencia élfica, se llama a un mediador que se comunica con los elfos y trata de convencerlos para que se muden. Si los elfos deciden no mudarse, el trazado de la carretera debe rodear el terreno élfico o el puente se desplaza a otro lugar. Por eso, se dice, en Islandia hay carreteras sinuosas en planicies donde se podrían haber trazado rectas.
Dicen que los elfos viven entre rocas, en riscos y en cavidades apenas perceptibles para los humanos.
Recientemente, el estado se gastó un dineral en mover un roca de varias toneladas que se encontraba en el trazado de una carretera en construcción porque los elfos aceptaron mudarse, pero con casa y todo. Las autoridades accedieron a la exigencia de los elfos, que les transmitía una mediadora, después de que durante meses la maquinaria utilizada en la construcción sufriera constantes e inexplicables averías.
Mi amiga Selma cree en los elfos.
¿Pero los has visto?
“No”, me dice, “pero se sienten, sabes que están ahí. Es muy bonito creer en los elfos, oír las historias de la gente mayor. Cuando era pequeña en mi granja había una charca donde vivían elfos y los peces de esa charca no los podías pescar porque eran de ellos, de los elfos, y si los pescabas te pasaba algo malo. También había elfos en un acantilado. Si te acercabas al acantilado los molestabas y entonces ellos te hacían cosas malas a ti”.
Bueno, le planteo, esas historias parecen más advertencias de los mayores para evitar posibles peligros, ¿no crees? 
“No, no, no. En la charca nos podíamos bañar y jugar con los peces, pero no les podíamos hacer daño. Cerca de la granja había otros acantilados donde jugábamos, pero donde estaban los elfos no nos podíamos acercar”.
Interviene decidida Lovisa: “en mi pueblo había una colina de elfos y siempre me dijeron que no me acercara a ella y nunca me acerqué. En mi casa antes había un elfo que se llamaba Gandalf, ahora tenemos un gato”.
Lovisa y Selma intercambian miradas de complicidad, como queriendo contarme pero temiendo que a partir de esta conversación las tome por locas, pero orgullosas de sus tradiciones y muy divertidas.
“En Islandia no solo tenemos elfos”, continúa Selma, ”también tenemos trolls, demonios y fantasmas. Pero déjame que te cuente algo. En el pueblo de mi madre hay un bosque donde viven elfos que, si les caes bien, te regalan, te dejan en tu camino, pepitas de oro. Si les caes mal te pasa algo malo. Yo he visto esas pepitas de oro. En serio”.
En Reikiavik hay una escuela de elfos. Estuve a punto de inscribirme solo por curiosidad. El curso cuesta unos 80 euros, pasas una tarde oyendo historias de elfos y te dan un certificado. En la escuela insisten mucho en que por el costo del curso te dan café y galletitas caseras. Me hubiera gustado tomar el curso sobretodo por probar el efecto de las galletitas, pero ya se me hace tarde.
A la primera persona a la que pregunté en Islandia si creía en los elfos (elves, en inglés) le gustaba más el rock and roll que las hadas. Era un tipo con mucha gracia y largas patillas que me dijo que él solo creía en Elvis (Presley, supongo). Pero a lo mejor me estaba tomando el pelo por mi deficiente pronunciación.
El profesor de la facultad de Económicas de la Universidad de Islandia Thorolfur Mattiasson me aseguró que “la cosa de los elfos es solo una broma”.
“Respetamos que nuestros antepasados hicieran creencias de duendes y fantasmas y esas cosas. Utilizaban estas creencias de diversas maneras, positivas, como para evitar el paso por peligrosos desfiladeros durante el invierno, como negativas, cuando las usaban en las luchas de poder entre la gente. Pero ahora ese tipo de cosas es más material de museo”, defendió Mattiasson, al que debería identificar más que por su apellido, como Thorolfur, pues en Islandia la gente se tutea y se llama por el nombre de pila, aunque te dirijas al presidente del país. Algo así como pasaba con el Uruguay de José Múgica, presidente al que los uruguayos le decían Pepe.
Otro economista al que entrevisté para un reportaje sobre la crisis económica de 2008, Ragnar Arnason, me dijo que “solo unos pocos, si algunos islandeses, creen realmente en los elfos, a pesar de que nos pueda gustar simular que creemos en esas cosas”.
Le había preguntado a Ragnar si tendría algo que ver que los islandeses crean en los elfos con el hecho de que se creyeran capaces de enfrentarse al Fondo Monetario Internacional, los grandes bancos internacionales, las agencias acreditadoras y haber sido capaces de derrocar al gobierno y meter presos a unos cuantos banqueros.
“No, eso no puede ser una causa. Lo que pasó fue que los islandeses son, creo, seguros de sí mismos y no tienen miedo de hacer frente a los intereses extranjeros”, me contó el profesor Ragnar.
Yo quería titular mi reportaje sobre la crisis en Islandia algo así como “En el país de los elfos los banqueros van a la cárcel”, y por eso le pregunté por estos personajes de la mitología germánica a una docena de catedráticos de Economía, Ciencias Políticas y Sociología.
El profesor Jón Ormur Halldórsson, dejémoslo en Jón, también me resultó un aguafiestas.
“Islandia ciertamente tiene sus características diferenciadas, pero no creo que un inusual nivel de superstición sea una de ellas. Ha habido encuestas que ciertamente señalan que mucha gente responde que cree en los elfos, pero lo hace de la boca para afuera. Yo personalmente nunca he oído a nadie que declare que cree en los elfos. Esto es más una broma nacional que una realidad”, insiste el profesor Jón.
La profesora Alyson Bailes me explicó que “la creencia en los elfos es una cuestión de cultura y superstición que es más fuerte en las áreas rurales. Pero los errores cometidos durante le burbuja financiera islandesa fueron realizados por jóvenes educados en el extranjero con una visión muy moderna del mundo”.
“El problema estaba en su ignorancia, el poco conocimiento es algo peligroso, en la falta de realismo, y en una arrogancia que les hizo creer que podían escapar de las reglas y consecuencias que se aplican a todos los demás. El problema de Islandia fue su incapacidad para mirar hacia el futuro, la planificación, y en no hacer cálculos cuidadosos de riesgo. El dicho islandés ‘það reddast’, que significa que se resolverá de alguna manera, expresa esta actitud, incluida la implícita falta de voluntad para asumir la responsabilidad de las propias acciones”, afirmó Bailes, a la que no llamo por su nombre de pila porque es de origen británico y porque me da miedo.
He leído en algún sitio traspapelado que la razón que explica que en Islandia se hable mucho de los elfos es por su aislamiento. Durante siglos fue un territorio remoto y olvidado de Dinamarca y Noruega, muy pobre, prácticamente despoblado y azotado por un clima inclemente. Las historias de elfos y fantasmas mantenían unidas a las familias en las interminables y frías noches de invierno. Hasta hace pocos años apenas llegaban viajeros extranjeros a Islandia que, por otra parte y quizás por el mismo motivo, es el país donde más lee la gente, y uno de cada diez islandeses escribe al menos un libro en su vida. 
He vivido tres meses en Hali, donde se encuentra el museo sobre Thórbergur Thórdarson (1889-1974), que nació aquí y que fue un prolífico escritor apenas conocido fuera de los países nórdicos y Alemania y que no ha sido traducido al español. Bebedor, viajero y excéntrico, fue uno de los máximos conocedores y promotores del esperanto en el mundo, recuperó tradiciones orales de las sagas nórdicas y creía en la existencia de entes sobrenaturales. Conoció la miseria por escribir contra los nazis cuando Hitler comenzó a hacerse famosillo, por lo que lo multaron en Islandia por faltar al respeto a un líder político de otro país. La iglesia se le echó encima por publicar una novela basada en sus cartas a una amada y por eso perdió su trabajo de profesor. Hacía yoga sobre la nieve a principios del siglo XX. En su libro biográfico “Las piedras hablan” defendía: “Mi única riqueza es la filosofía. Mi único orgullo es la sabiduría”. Thórbergur decía cosas como que “el tono subyacente de la existencia es el humor inofensivo”; y que “una vez que la gente haya tenido un enorme exceso de progreso, se aburrirán y van a empezar a hablar con el viento y las flores y las piedras de nuevo y escuchar el canto de las estrellas”.